Viviendo el sueño que nunca llega
El mayor logro de El otro Maradona (2013) de Ezequiel Luka y Gabriel Amiel, es poder plasmar finalmente en la pantalla grande un homenaje a Goyo Carrizo, conocido como el segundo Maradona dentro del ambiente futbolístico, y desarrollar temáticamente la pasión por el fútbol.
De origen humilde, como Diego, ambos se desempeñaron en ese semillero que fue Cebollitas y luego por algunos giros del destino Carrizo terminó siendo el que desde la TV vio cómo su compañero de equipo llegó al estrellato. Pero Goyo Carrizo nunca bajó los brazos, y a pesar que la suerte le robó la oportunidad que se merecía, la siguió peleando construyendo una estrategia en la que sobrevive buscando talentos futbolísticos y sosteniendo a la familia que armó.
En El otro Maradona el anhelo de una persona es expresado con primeros planos de un rostro que sigue soñando, y en el detalle de ojos que miran lo que podría haber sido su vida pero no lo fue. Si bien en el arranque algunos clichés, como musicalizar el lugar en donde habita Carrizo con cumbia, pueden alejar al espectador, a medida que la narración avanza, y en primera persona, con el off de anécdotas y vivencias, todo cambia.
En el film hay valores presentes que intentan pintar de cuerpo entero a Carrizo. Los tópicos como amistad, familia, religión, reunión, trabajo en equipo, liderazgo, luchar por lo sueños, son encarnados en cada una de las imágenes que los directores muestran. Esto se potencia con el relato nostálgico que el protagonista del documental realiza, y que en cada recorte de revista y diario que es guardado como un tesoro, y repasado por la cámara con pasión, hay una puesta en escena que intenta desentrañar algo más, el poder intentar, al menos, determinar si su carrera no logró despegar sólo por una cuestión médica (lesión en los meniscos) o si hubo algo más.
Acompañando a Goyo Carrizo en cada una de sus acciones diarias es imposible que Ezequiel Luka y Gabriel Amiel no logren transmitir una pasión tan entrañable y popular como el amor por el fútbol. Carrizo vive para él y en cada gesto y tarea que emprende también se despliega otra historia dentro del documental: la de los sueños de miles de niños que intentarán lograr movilidad social con sus habilidades futbolísticas.
Entonces El otro Maradona puede ser vista como un díptico, que por un lado muestra la vida y presente de un personaje que no pudo lograr su meta en el deporte y por otro la de miles de niños y jóvenes que intentarán meterse de lleno en el negocio del fútbol. Son pocos los “iluminados” con la habilidad de manejar la pelota como un Dios, pero esta historia demuestra que no sólo basta esa “virtud” para poder encarar una carrera futbolística dentro de las grandes ligas. Detrás de la historia de Carrizo hay millones de sueños, no sólo el suyo, de poder alcanzar objetivos, sea con la pelota, las artes, los cálculos y cualquier disciplina.
En el añorar el progreso por encima de todo hace de El otro Maradona una historia universal, nostálgica y melancólica, que cala hondo principalmente por la profundidad de un relato entrañable por parte de su protagonista con el trasfondo de la pasión irracional e incondicional por el fútbol. Para ver antes del mundial.