Detrás tuyo
El Pacto (The pact, 2014) narra una historia fantástica con climas sugestivos. Si bien algunas resoluciones de guion son un tanto maniqueas, el film aborda muy bien el fuera de campo y elude los litros de sangre del cine más efectista.
A esta altura, nos hemos acostumbrado a la rutina del terror en la cartelera argentina. A saber: las muertes coreografiadas y previsibles de la saga Destino final (Final Destination), los eventuales films de horror con actores “importantes” que dejan de lado, por un momento, los productos oscarizados (Mamá, por ejemplo, con la actuación de Jessica Chastain), o los –por fortuna- cada vez más escasos relatos whodunit, pródigos en golpes de efecto bastante zonzos. El Pacto no se convertirá en un clásico, es cierto, pero al menos logrará que los espectadores peguen algunos saltos de sus butacas gracias a las nobles herramientas que el cine provee. Y con espíritu “indie”: la película de Nicholas McCarthy pasó por el Sundance, dato no menor.
Todo comienza con una mujer joven, integrante de una familia disfuncional (ese gen indie por excelencia) que, skype o símil mediante, se comunica con su pequeña hija. “¿Quién está detrás de ti?”, le dice la niña, dando el primer indicio de que estamos ante un film de terror. Lo que sigue es más bien un thriller aderezado, en donde el núcleo es la investigación que emprende la hermana de la desafortunada para saber qué ha sido de aquella.
A mitad de camino aparecerá una freak que parece robada del universo de Todd Solondz, una “médium” que potencia el elemento fantástico. Y allí es cuando las cosas se complican. Y no para la protagonista (que ya las tiene bastante complicadas), sino para el espectador, que asiste a algunas resoluciones bastante forzadas (el juego de la copa, ¡ay!).
Más allá de los desniveles de su film, McCarthy también sabe generar climas. Y por más que la banda sonora de algunos pasos en falso, con las estridencias habituales, en general sale más que airoso y propone en buena parte del metraje un trabajo con el fuera de campo que sirve para potenciar la sensación de miedo.
El Pacto no tiene ni actores famosos ni un presupuesto ostentoso. Pero tampoco lo necesita. Sin torcer los elementos nodales del cine de terror, trabaja sobre lo siniestro (en el sentido más freudiano del término) en cruce con lo fantástico, y, claro, nos produce un par de sustos de los buenos.