Terror que iba por el buen camino
Una presencia fantasmal que se mueve entre las sombras y un secreto familiar son las claves de la película de terror del debutante Nicholas McCarthy, quien se basó en el cortometraje homónimo que filmó en el 2011.
Una joven (Caity Lotz) llega a la casa de su madre, recientemente fallecida, para pasar la noche allí junto a su hermana hasta el momento del funeral, pero ésta termina desapareciendo. Todo el comienzo de El Pacto es prometedor y el espectador siente una "presencia" que sigue a la protagonista (la escena en la que ella se comunica vía skype con su pequeña hija y la niña le pregunta: ¿quién está detrás tuyo?), creando una atmósfera de peligro inminente.
Sin embargo, el buen comienzo narrado con una cámara que explora los recovecos de la casa, en medio de luces parpadeantes y fenómenos paranormales, la foto de una extraña mujer que aparece junto a su madre, y una protagonista que desea descubrir la verdad, pronto se convierte en un producto anodino con personajes poco atrapantes, y con una segunda historia que ocupa un lugar preponderante y quita tensión al relato. Los espíritus que se manifiestan para guiar a los personajes y llegar a resolver los misterio que encierra la trama dicen presente una vez más.
Si bien El Pacto se apoya en la creación de climas a través de paneos violentos, cruces que se caen y un siniestro personaje que espía desde la oscuridad de una habitación, no alcanzan para espantar al público y todo se vuelve rutinario. Si hay algo para agradecerle a la película es que no exhiba el explotado recurso de la cámara en mano que registra los hechos o el tan de moda "archivo encontrado" al que nos tiene acostumbrados el género.