Llegará la muerte y tendrá tus ojos
El pacto me hizo recordar inmediatamente a Ausencia (Absentia, 2011, que aquí se estrenó en abril del 2013), film bastante malo con el que comparte la estructura y la estética del cine independiente norteamericano, pero que se diferencia en principio en un elemento fundamental: la protagonista. El personaje que interpretaba Katie Parker en Ausencia estaba mal construido y sobreactuado, y como aparecía en cada escena, molestaba mucho. En El pacto tenemos a Caity Lotz (falsa sobrina de Donald en Mad Men) que no es ninguna genia, pero es mucho más sólida para el tipo de personaje que interpreta (una chica callada de evidente oscuro pasado) y no desentona ni molesta.
Ambos films intentan unir un argumento típico del cine independiente, que incluye a personajes solitarios que regresan a un lugar de angustia para recuperar un pasado que los agobia y del que han estado escapando por mucho tiempo, con algún argumento del género de terror, por lo que se produce un choque del cual es difícil salir airoso. Esto sucede básicamente porque la historia indie requiere verosimilitud y solemnidad, y la historia terrorífica necesita que el espectador acepte otras convenciones y arbitrariedades, lo cual genera un extrañamiento y luego la afirmación univoca: “¡qué pelotudez!”.
Ahora bien, el guionista y director Nicholas McCarthy logra en El pacto subsanar un poco esta grieta que produce la premisa de su película: a veces entiende la necesidad de generar climas, aunque en el momento de la verdad apela al susto fácil y la música guaranga para subrayar. También tiene cierta pereza a la hora de crear personajes secundarios, que son todos de cartón, rutinarios y predecibles. No dejemos de lado lo peor de todo: abusa de las escenas contemplativas y los largos planos con la protagonista sola poniendo cara de desamparada.
Y aquí una digresión: deberían dejar de robar por dos años con la contemplación de los personajes solitarios. Si no hay nada que contar, mejor no contar, pero no pongan un filtro de Instagram y un tipo mirando un árbol por diez minutos porque me doy cuenta de que me están mintiendo ¡A veces las personas angustiadas hacen cosas además de llorar mirando una foto!
Volvamos a El pacto: para el final nos queda claro lo de siempre, hay familias que esconden oscurísimos secretos, y la gente con un ojo azul y otro verde no es de fiar.
Es cierto que en la comparación con Ausencia, El pacto luce en general más sólida, por lo menos se nota que McCarthy realiza una búsqueda honesta, pero que lamentablemente falla.