El padre es esa clase de propuestas que demanda encarar su visionado con el mejor estado anímico posible, ya que es una experiencia fuerte que toca fibras muy sensibles que te pueden dejar demolido en la butaca si no estás preparado de antemano.
Muy especialmente para aquellas personas que hayan tenido algún ser querido que enfrentó la enfermedad del Alzheimer.
La ópera prima del director Florian Zeller es una adaptación de una obra de teatro que escribió en el 2012, inspirada por las vivencias de su abuelo con la demencia.
En Buenos Aires el mismo espectáculo lo protagonizaron en el 2016 Pepe Soriano y Carola Reyna, con dirección de Daniel Veronese.
Aunque se hicieron varios filmes sobre esta temática El padre tiene la particularidad de abordar el drama de la demencia desde el punto de vista del enfermo, algo que no recuerdo haber visto en otras producciones similares. Al menos con los recursos narrativos que plantea Zeller.
Su relato tiene la virtud de sacar adelante un concepto que no era sencillo de trasladar en imágenes, ya que el espectador pasa experimentar el deterioro psicológico del protagonista desde una mirada subjetiva que llega a ser por momentos aterradora.
A los desvaríos mentales se le suma la pérdida absoluta de la identidad que genera un enorme dolor en el círculo familiar.
Zeller desarrolla gran parte de la acción dentro de un departamento, como ocurría en la obra original, con la particularidad que en este caso utiliza recursos visuales del cine que trabaja con ingenio para introducir al espectador en la perspectiva del protagonista.
Anthony Hopkins entrega todo en una interpretación inolvidable que quedará en el recuerdo entro lo mejor de su filmografía, junto a su labor en El silencio de los inocentes y Magic, el clásico de horror psicológico de Richard Attemborough.
Lo que hace con este personaje es muy complejo por todo el rango de emociones extremas que atraviesa el personaje, que además cambia de un instante a otro debido a su salud mental.
Olivia Coleman (La favorita) representa la otra cara que tiene este drama con los familiares que deben lidiar con una situación tan dolorosa. Su labor es clave en este relato ya que le aporta esa sensibilidad y humanidad a la historia que permite conectarnos con el drama que propone Zeller.
Para tratarse de un debut cinematográfico esta primera incursión del dramaturgo es magnífica y será interesante seguir por donde se encamina su carrera. En lo personal me encantó El padre por la puesta en escena original que presenta del tratamiento de la demencia y la labor de los protagonistas pero la verdad es que no volvería a repasarla otra vez, ya que la experiencia es durísima.
Por eso también comencé la reseña con el tema de estar preparado para verla, debido a que es un crimen perderse semejante cátedra de actuación de Hopkins, pero al mismo tiempo pega duro en el corazón y te deja con una tristeza absoluta.
En un contexto de pandemia una propuesta de estas características es complicada y hay que encontrar el momento adecuado para disfrutarla, pero no deja de ser una gran película que merece su recomendación.