«The Father» es la ópera prima de Florian Zeller, un dramaturgo francés que decidió llevar una de sus aclamadas obras de teatro a la pantalla grande y hay que decir que tan mal no le fue. La película obtuvo 6 nominaciones a los premios Oscars, incluyendo Mejor Película, 4 nominaciones a los Golden Globes y 6 a los BAFTA. Además, el film obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cine de San Sebastián.
Lo cierto es que la película de Zeller brinda un acertado retrato de cómo afecta la demencia senil o el Alzheimer a los adultos mayores y cómo sus recuerdos se ven distorsionados o resquebrajados de una forma anárquica e implacable. El largometraje se centra en Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años, que aparentemente vive solo y rechaza a cada una de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Anthony comienza a tener problemas de memoria que ya no le permiten tener la libertad que le gustaría tener y a la cual se aferra mediante su comportamiento insolente, su terquedad y sus malos tratos tanto a familiares como a desconocidos. Anne comienza a sufrir y desesperarse porque ya no puede visitar o cuidar a su padre con la periodicidad que le gustaría y porque siente que su mente empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. La memoria comienza a deteriorarse de manera irreversible, pero Anne también tiene el deseo de no poner en jaque su vida y su relación con su pareja sino de buscar alguna alternativa para no descuidar ningún aspecto de su entorno familiar.
La película no solo representa un triunfo en su manera perspicaz y realista de tratar la enfermedad, sino que además toma el riesgo narrativo, sumamente atractivo, de tomar el punto de vista del personaje de Anthony para hacernos testigos de primera mano de cómo la fragilidad de la mente comienza a hacerse presente en su rutina y sus recuerdos. Este detalle no solo condiciona y hace mucho más interesante la experiencia cinematográfica, sino que sirve como plataforma para el lucimiento de Hopkins, a quien se lo ve en su mejor forma interpretativa en mucho tiempo. También cabe mencionar el estupendo trabajo de Olivia Colman como la atribulada hija del octogenario.
Algunos podrán objetar que la puesta es algo teatral (algo lógico recordando que la película adapta una obra de teatro) pero la realidad es que la decisión no solo resulta entendible sino también funcional para el control de la motivación del punto de vista y las decisiones que toma el relato. Asimismo, siendo que el personaje prácticamente se encuentra recluido en su casa y que la mayor parte de la historia se desarrolla en una única locación es algo que nos termina resultando natural. Igualmente, no hay que confundirse, la fotografía de Ben Smithard y el uso del montaje hacen que la experiencia cinematográfica sea vasta y valiosa, sin que nos dé la sensación de que nos encontramos ante una obra de teatro filmada.
Zeller demuestra una solidez apabullante para generar inquietud, extrañamiento e incomodidad en el espectador a medida que avanza la trama como reflejo de un maravilloso trabajo de guion junto al portugués Christopher Hampton («Dangerous Liaisons», «Atonement»). «The Father» es un gran retrato de la vejez y la pérdida de memoria, el cual está trabajado con una soltura, una emoción y un cuidado sin precedentes, poniéndonos en una perspectiva pocas veces explorada desde lo narrativo y la intensidad dramática. Una de las películas más interesantes del último año.