Florian Zeller adapta su propia obra teatral y debuta como director cinematográfico para narrar la historia de un hombre (Anthony Hopkins) atrapado en su memoria y recuerdos, confundiéndose y confundiendo al espectador en una hipnótica trama. Un maravilloso ejercicio narrativo y una de las más logradas interpretaciones de Hopkins, por cuyo papel obtuvo el premio Oscar a la mejor actuación del pasado año.