Morir de cine
Con apenas 29 años, esta ex crítica de la revista Cahiers du Cinéma y pareja de Olivier Assayas (para quien trabajó como actriz en Fin de agosto, principios de septiembre y Los destinos sentimentales) había debutado como directora con la elogiada Tout est pardonné, presentada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2007.
Dos años más tarde, esta francesa de origen alemán llegó a la sección oficial Un Certain Régard (donde obtuvo el Premio Especial del Jurado) con esta suerte de biopic no declarada sobre uno de los más importantes productores de cine de arte de Francia, Humbert Balsan, que se suicidó en medio de múltiples deudas y conflictos el 10 de febrero de 2005, luego de haber financiado proyectos de directores como Youseef Chahine, James Ivory, Théo Angelopoulos, Claire Denis, Elia Suleiman, Béla Tarr, Claire Simon y Lars Von Trier.
Grégoire Canvel (notable trabajo de Louis-do de Lencquesaing, reciente visitante de la Argentina) es un prestigioso y workaholic productor de cine de calidad casado con una mujer que lo apoya en sus iniciativas (Chiara Caselli) y padre de tres chicas. La minuciosa y despiadada descripción del universo del cine independiente francés (que no parece ser mucho más sano ni menos frustrante que el argentino) da lugar de forma súbita e inesperada al drama (la tragedia) familiar cuando -acuciado por los problemas de una empresa prácticamente en quiebra- el protagonista se suicida.
La segunda parte del film describe el duelo de familiares, colegas y amigos, el derrumbe de la compañía y el fin de un sueño. Una película que, si bien tiene algunos mínimos problemas estructurales y dramáticos, resulta siempre atrapante y por momentos conmovedora sin por eso recurrir al golpe bajo. Una de esas obras que permanecen en la retina y crecen en la memoria (y en el corazón) a partir del talento y la sensibilidad de una joven realizadora para seguir muy de cerca.