Mariana Arruti, directora del documental Trelew, vuelve a revisar el pasado político de nuestro país pero esta vez desde el riñón íntimo, desde la experiencia y el sufrimiento personal. En este documental ficcionado, Mariana regresa a Monte Hermoso, el hogar de su infancia, para entrevistar a familiares, amigos y compañeros de su padre, un militante del Partido Comunista muerto en un dudoso accidente ferroviario, en 1973. Mezcla de homenaje personal y de retrato de una era, la de la militancia al filo de la navaja pero a cara descubierta, previa al golpe del ’76, la película empieza como el simple rastreo de una muerte para adentrarse, de a poco, en las actividades políticas de Juan, en su liderazgo del sindicato de obreros de la construcción, uno de los pocos que en el interior del país había sido relegado por el peronismo para las organizaciones de izquierda, y así consigue dar un paneo de un pasado pocas veces documentado –como ocurrió con los trabajos previos de Arruti–. Filmaciones en Monte Hermoso, Bahía Blanca y recreaciones familiares en un falso Súper 8 refuerzan la convicción por recuperar el pasado.