La directora Mariana Arruti (Trelew) construye con El Padre un rompecabezas doloroso. Esta es la búsqueda de su padre, muerto a principios de los setenta, a quien la realizadora apenas conoció pero de cuya desaparición -mejor dicho, de los motivos reales de su muerte- duda. El Padre es un documental raro, que echa mano de la ficcionalización y se apoya en testimonios de formato periodístico: gente hablando a cámara. El suyo es, obviamente, un diario personal, ahora abierto a quien quiera compartirlo. No es una experiencia placentera, claro.