Nada despreciable la intención -y sobre todo, la ambición- de adaptar una obra de Paul Auster. Nada despreciable la recreación de un mundo imaginario, post apocalíptico, en lujoso blanco y negro. El país... es una película que se destaca por todos estos elementos, sobre todo gráficos, visuales, a los que se les presta una atención enorme; también por el guión: la historia (una joven busca en un país en disolución donde no todo lo que ocurre es racional a un hermano desaparecido) está escrita con cuidado, de un modo equilibrado. Quizás no todas las actuaciones estén al nivel de lo que podemos llamar “producción”, pero funciona. Sin embargo, lo que mata aquí es la prolijidad, el cuidado de que todo esté “bien” técnicamente. Eso genera un problema: sabemos que estamos viendo una película bien hecha. Vale, de todas maneras, acercarse a espiar este mundo.