El pájaro loco: Un picoteo constante en la cabeza.
Las grandes expectativas generadas desde el momento del anuncio de la película del entrañable Pájaro loco se vuelven una frustración extrema en una propuesta sin ideas.
Las películas destinadas al público infantil tienen por lo general dos aristas para abordar, por un lado prioridad absoluta, que sean entretenidas y llevaderas para el pequeño espectador, y por el otro, que encuentre una cálida recepción en el público adulto, ya sea por la trama con guiños a los mayores, por recurrir a un recuerdo emotivo o nostálgico que el personaje en cuestión pueda ofrecer o por mantener y proponer una calidad narrativa y estética interesante. Todos estos factores los resuelven cada vez mejor las grandes empresas como Disney y Pixar, que entienden que no porque sea para niños debe menospreciarse o subestimarse el producto que se entrega.
Lamentablemente el popular personaje del Pájaro Loco (creado en 1940 por Walter Lantz) no corre buen destino con la esperada película sobre su figrua, y todo queda en un asbtracto de chistes burdos, pasados de moda (ya sea la de grandes o chicos) dejando una descolorida sensación, aún cuando los colores del pájaro se impongan en cada escena que lo tiene sobrevolando la situación.
La historia, sin una pizca de originalidad presenta al abogado Lance Walters, divorciado, con un hijo adolescente de quien poco sabe y una novia de algunos años más que su primogénito y unas neuronas menos (qué preocupante sigue siendo que los grandes estudios sigan mostrándole a los chicos el rol paupérrimo al que queda relegado la mujer, pero eso es plumaje de otro vuelo).
Al inicio no más del argumento Lance es despedido por hacer unas declaraciones poco felices sobre la ecología y la vida de los animales en su hábitat natural, ese motivo funciona como disparador para que, novia, hijo y casa rodante con todas las comodidades, se muden a unas tierras heredadas de su abuelo, justamente allí en el pacífico bosque donde reside el pájaro de risa contagiosa y colores llamativos.
Esa es una primera línea argumental que pone de manifiesto la relación entre la familia disfuncional (en más de un aspecto) y el querido plumífero, hasta que por supuesto luego de ir y venir en una relación tirante, llegarán a convertirse en grandes amigos. Con una incoherencia difícil de entender en un gran estudio, aparecen también en una segunda trama dos cazadores (lo más patéticos posible que hubiesen podido delinear los guionistas, que seguro al escribir esta historia estarían en el medio de alguna puja salarial, si no , es raro de entender), dúo símil a tonto y retonto del bosque, quiere cazar al pájaro y venderlo al mercado negro. Las historias se cruzan de manera tope, forzada y el live-action no termina de conformar un producto digno, ya que si bien el único animado es el protagonista, cabe decir que algunos humanos necesitarían algo de ayuda por parte de la animación para lograr el mínimo gesto digno de actuación.
Con una estética que pareciera haber sido pensada para la televisión por lo tosca y dura que resulta y una historia sin ningún momento interesante, deja un sabor agridulce para aquellos adultos que esperaban al menos encontrarse con las historias de este icónico ave que supo ser referente de la comicidad de una generación a la que no está pensada ni destinada esta película.
En cuanto los niños y niñas, es posible que muchos se rían con algunas aventuras (las escatológicas sin duda) del Pájaro loco, pero…también se ríen con los videos más graciosos en internet, y eso al menos, no presenta ni una decepción ni una pérdida de tiempo para nadie.