Carlos Bianchi protagoniza éste documental, pero no es el afamado y exitoso director técnico de fútbol, sino un homónimo anónimo pero, por su historia de vida, también es exitoso en lo suyo.
Pese a ser la cara más visible de la narración, hay otras personas que intervienen también, que hacen y pasan por lo mismo que Carlos. Sirve, y mucho. para dar a conocer y popularizar una situación y actividad laboral, que, si uno no está vinculado al tema, no se sabe que existe.
Porque el film registrado entre 2014 y 2017, dirigido por Juan Manuel Repetto, se detiene a contarnos como un grupo de personas trabaja en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, en el sector de lácteos, para detectar sabores y olores, como si fuesen unos catadores, cuya utilidad se toma en cuenta para la elaboración posterior de estos alimentos. Pero lo curioso y atractivo es que quienes trabajan allí son ciegos o disminuidos visuales. Desde hace muchos años funciona este servicio de integración comunitaria, donde ellos pasan por un proceso selectivo para poder pertenecer al plantel permanente y tener un sueldo digno
El protagonista es un referente dentro de los llamados "panelistas", por su antigüedad y capacidad, pero lo que sobresale de esta realización es su historia personal de lucha y superación, porque se casó y tuvo hijos,viven en condiciones no del todo buenas, dentro del Instituto Román Rosell, que fue un centro muy importante de rehabilitación de no videntes, en San Isidro, pero actualmente es preso del abandono por parte de la dependencia gubernamental a la que pertenece la administración del sitio, y las personas que se alojan allí lo hacen para que el inmueble esté ocupado y no lo vendan.
El director le da un sentido estético y narrativo a la película de tal modo que la valoriza como en ciertos momentos pese a no estar musicalizada, salvo al final, en la que se asemeja mucho más a una ficción que a un clásico documental.
Es cierto que cuando lo considera útil, para acercarse y conocer más a los integrantes del personal hablan a cámara y cuentan sus vivencias, pero en los momentos que se registran las imágenes dentro del pasillo donde están los boxes con los panelistas trabajando, parece de ciencia ficción.
Juan Manuel Repetto encontró a una persona singular que no se dio por vencida, y a un lugar de trabajo que los prefiere a ellos porque tienen una mayor sensibilidad en los sentidos del olfato y el gusto. De ese modo, tienen un lugar de cobijo, aceptación y, fundamentalmente, de respeto, como el que Carlos Bianchi se lo ganó por perseverancia y alejado de las luces de la fama.