Este documental de Juan Manuel Repetto que se estrena en el Gaumont sigue durante varios años a Carlos Bianchi, un hombre que quedó ciego de pequeño, vivió durante mucho tiempo en el Instituto Román Rosell de San Isidro, pero logró formar una familia (su esposa, Carla, también es no vidente) y pudo ingresar y luego coordinar parte de los paneles del Laboratorio de Evaluación Sensorial y Vida Útil del INTI a partir de una capacitación muy minuciosa en el uso de los sentidos, en especial el gusto y el olfato. Simple y didáctico, este retrato lo muestra con sus dudas y angustias (como cuando se siente culpable por un accidente que casi le cuesta la vida a uno de sus hijos), pero también con fuerza interior.