El director iraní de “La separación” vuelve con otra pareja en proceso de agonía.
Con La separación, el iraní Asghar Farhadi demostró una veta distinta a la que el cine de su país, con Abbas Kiarostami, Jafar Panahi y Mohsen y Samira Makhmalbaf a la cabeza, nos tenía acostumbrado. Su película era claramente más “occidental”, y hasta ganó el Oscar a la mejor película hablada en idioma extranjero.
Otra separación, ahora, lo regresa a la cartelera argentina. Ya no hay un trasfondo político, nada transcurre en Irán sino en Francia, pero hay otra pareja en proceso de agonía. Aquí, Marie (la argentina Bérénice Bejo, de El artista, y ganadora del premio a la mejor actriz en Cannes por este filme) pide a Ahmad (Ali Mosaffa) que viaje desde Irán para terminar con los papeles de divorcio. Su ex marido llega y ella en vez de conseguirle alojamiento en un hotel, le dice que se quede a dormir en su casa. Vive con dos hijas de otras dos distintas ex parejas, y -aquí la extrañeza de él- con otro hombre y su pequeño hijo.
Esto desconcierta un poco a Ahmad. También el hecho de que la hija mayor se quiera ir del hogar. Y habrá más sorpresas en la trama que no conviene adelantar.
Las barreras culturales eran un tema que, se intuía, iban a estar presentes en el filme. Farhadi sigue demostrando que la dirección de intérpretes y los diálogos son un fuerte en su haber. Tal vez todo un costado telenovelesco le juegue un tanto en contra, pero cuando los personajes principales -todos- exploten, el asunto no se le irá de las manos.
Los conflictos que no se resolvieron en su momento, y la sensación de que se pudo salvar lo que no se salvó, y el remanido asunto de “qué hubiera pasado si...” campean por la trama, a la que el realizador parece abrir en demasiados frentes. Esto es notorio cuando en el tramo final, y no vamos a contar nada, el eje principal gira y Farhadi se olvida de una historia para interesarse por otra.
La película abre con casi una alegoría. Marie y Ahmad se reencuentran e intentan, en vano, comunicarse, a través de un cristal en el aeropuerto. Aún no sabemos que están separados, creemos que son marido y mujer.
Es que Marie, Ahmad, Lucie, la hija mayor (gran performance de Pauline Burlet) y Samir (la nueva pareja, interpretado por Tahar Rahim, de El profeta) están como al borde de un colapso sentimental. Y si no todo tiempo pasado del título fue mejor, es ese pasado el que limita y delimita a los protagonistas de esta historia sensible, por momentos sensiblera, pero atrapante de principio a fin.