Otra del subgénero Liam Neeson -duro héroe de acción-. Esta vez no ya como vehículo de venganza y padre de familia deudo, sino como padre de familia que cae en una misteriosa trampa, inducida por una mujer aún más misteriosa (Vera Farmiga) que lo aborda en el tren que el hombre toma todos los días, desde hace diez años. El director de Miedo profundo, la de Blake Lively y el tiburón, el catalán Jaume Collet-Serra, vuelve a demostrar su predilección, y capacidad, para generar imágenes estilizadas y atractivas, capaces de disimular los baches de un guión que ofrece poco más que una mecánica acumulación de previsibilidades e incongruencias. Si logran llegar al final sin pedir explicaciones a la trama, entretenida.