El patalarga es una película de animación argentina apta para todo público, que cuenta con las voces de Favio Posca, Peto Menahem, Inés Efrón, Charo López, Azul Fernández, Julián Lucero y Tamara Kipper, la cual fue presentada en el 34º Festival de Mar del Plata.
En un típico pueblo, les niñes son amenazadxs con la leyenda del temible Patalarga. Para les padres y madres, el Patalarga no es más que un ventajoso invento para que les niñes no molesten a la hora de la siesta. Sin embargo, Teto, Maru y Ramón descubrirán que el Patalarga en realidad sí existe. Contrariamente a su apariencia, el Patalarga es una bellísima persona y entablan un dulce vínculo de afecto.
En este sensible film se trabaja a la animación desde el contenido discursivo no hegemónico mientras se van narrando las vicisitudes de tres amigues que se adentran a la aventura de desenmascarar el mito de El Patalarga en el pueblo. Este monstruo, invento urbano ancestral que acusa secuestrar a les niñes que no duermen la siesta, remonta a les espectadores a la propia infancia reviviendo a “El Viejo de la Bolsa”, “El Cuco” o “La Gitana”. Este factor recuerdo nos pone en relación vivencial con la trama, sin distinción de edad o género. Así mismo, el relato se construye desde una mirada infantojuvenil actual, donde se deconstruyen roles, géneros y discursos panfletarios desde la imagen misma, cimentando escenarios y personajes verosímiles a través de la técnica del recorte (cut out).
Es una historia que terminará revelándonos verdades humanas e individuales sin intermediarios, entregándonos una marcada crítica social por sobre los manierismos de la política y sus accionares en busca de la perpetuidad en el poder personificada por Chanchurro; y poniendo en evidencia, a través de sus protagonistas adolescentes, que el futuro si será esperanzador si se deja en manos de las nuevas generaciones, libres de esquemas y estereotipos que atrasan y duelen.
El Patalarga es una película de animación honesta y emotiva, que evidencia graciosamente la doctrina ejercida durante siglos por sobre la quietud infantil durante la siesta, pero con una fresca y divertida propuesta lejos de las estructuras heteronormativas logrando estimular el interés social de les niñes.