Brillan Furriel-Ziembrowski en buen film testimonial.
Por el título, se podría pensar que este film es un policial, pero si bien es la historia de un homicidio, en realidad todo está contado desde el estilo del cine testimonial.
Por otro lado, si tradicionalmente se supone que film policial es aquel donde se describe algún tipo de delito o la lucha contra alguna actividad criminal, en "El patrón, radiografía de un crimen" se describen varios otros delitos además del asesinato, aunque algunos los ven tan a diario en las carnicerías que tal no vez no se den cuenta de que hay prácticas de ese negocio que son contra la ley (o tan sólo se piense que son sólo contravenciones de la industria de la carne).
Joaquín Furriel ofrece una sobria performance como Hermógenes, un santiagueño que trata de trabajar en la Capital, y de asistente de un carnicero es elegido por el patrón para que se haga cargo de otra carnicería. El modo violento en el que el patrón (excelente villano el que compone Luis Ziembrowski) desocupa al carnicero anterior debería haber preocupado al protagonista desde el vamos. Pero esta historia real trata sobre personajes elementales y es el caso del pobre Hermógenes, sumamente ingenuo y sumiso, hasta que las cosas explotan.
La narración está fragmentada en dos tiempos, uno es el del proceso de Hermógenes, contado desde el punto de vista de su abogado defensor Guillermo Pfening, y el otro contando las desventuras del asesino en la carnicería y las circunstancias que lo llevaron a convertirse en un homicida. Pese a esta elección, que obviamente restringe el suspenso a sus mínimas posibilidades, el film está bien narrado y filmado con rigor, por lo que se ve con interés. Sin embargo la corrección política y el desenlace conciliador no ayudan a que el asunto tome demasiado vuelo.