Asquerosa y demasiado cruel
Un padre se disfraza de payaso para el cumpleaños de su hijo. El disfraz lo encuentra en una casa vacía, de las que vende como agente inmobiliario. El traje, la peluca y la nariz están malditos y no se los puede sacar, y va mutando en un payaso malvado. Hay una mitología tenebrosa, con libros diabólicos y todo. Peter Stormare hace del señor que explica. Y hay decapitaciones, sangre, vísceras (Eli Roth produce), también de niños y perros. El punto de partida es difícil de sostener, la narrativa es adocenada y un tanto ripiosa, y se abusa de música artera para pegar saltos de susto o intentar sostener la tensión, pero al fin de cuentas hay menos terror que crueldades y asquerosidades. Eso sí, quienes padezcan coulrofobia -fobia a los payasos- quizás sufran El payaso del mal como terrorífica en grado extremo.