Tienes que matar a tu padre
Somos muchos los que crecimos con el pánico a los payasos y a diferencia de lo que esos coloridos personajes deberían representarnos, nos provocan un miedo inexplicable.
Un padre de familia propone una solución rápida al faltazo del payaso contratado para animar la fiesta de cumpleaños de su hijo: decide disfrazarse él mismo con un traje de payaso que encuentra dentro de un cofre y los problemas comienzan a aparecer cuando se ve imposibilitado de quitarse la vestimenta.
Aunque el planteamiento en El payaso del mal (Clown) es muy claro y el desarrollo del guion bastante lineal (apoyado sobre todo en las normas habituales del género), Jon Watts sale aireoso en la dirección de su película debutante, sobre todo tratándose de un film de bajo presupuesto. La idea del film surgió de un falso trailer creado por el mismo Watts, quien utilizó el nombre de Eli Roth para su proyecto. El trailer atrajo la atención de Roth y un tiempo después decidió producirle la película.
¿Qué tiene a favor? El dramatismo del personaje, llevado delante de forma sobresaliente por Andy Powers como Kent McCoy, un hombre que pierde de a poco su humanidad y ve el proceso de su transmutación. Y por otro lado tenemos también las escenas de asesinatos muy bien logradas, donde el humor negro y lo grotesco hacen acto de presencia, usándolos a favor de la trama.
¿Qué tiene en contra? Una primera media hora bastante floja y con poca tensión (mejora a partir de la mitad) y escenas bastantes largas, que si las cortáramos no se perdería nada del engaño.
Efectivamente no se trata de una película de la cual puedan todos disfrutar u ofrezca algo nuevo para los amantes del género, pero tiene una marcada estética que le otorga personalidad y recuerda a esos films ochentosos clase B con un estilo cuidado. Y en definitiva es más entretenida y perturbadora que muchas películas que pasaron este año por la cartelera.