El perfecto David transcurre prácticamente en penumbras: atardeceres, cuartos con persianas bajas, gimnasios sombríos, alguna fiesta nocturna. Esos claroscuros parecen una metáfora del David del título (Mauricio Di Yorio), un chico de 16 años cuya vida no tiene demasiada luz. Por motivos que la ópera prima de Felipe Gómez Aparicio irá develando de a poco, su madre (Umbra Colombo) lo somete a una impiadosa rutina para mantener un cuerpo digno de un físicoculturista.