El amor visto a través de los peces
El film carece de la magia de otros títulos de la realizadora alemana, como Las flores del cerezo. En este caso, se basó en los cuentos de los hermanos Grimm para crear una fábula con moraleja sobre la ambición, la gratitud y el amor.
Es evidente que la gran convocatoria que ha despertado un film como Las flores del cerezo, de Doris Dörrie ha llevado a que los distribuidores se decidieran a estrenar uno de sus films anteriores, tal como es El pescador y su mujer del 2005, si bien hasta el presente la respuesta del público no ha sido similar a la que se evidenció el año pasado.
Nacida en 1955, Hannover, Doris Dörrie inició su labor como guionista y realizadora en 1978, posicionándose frente a la crítica en un lugar destacado a partir de su film del 85, Hombres que conocimos en su oportunidad. Además de su trabajo en el campo del cine se destaca por la publicación de obras teatrales y cuentos infantiles.
En relación con este último punto cabe señalar que para llevar adelante su proyecto de El pescador y su mujer, Doris Dörrie miró hacia la cuentística de los Hermanos Grimm, a través de una fábula con moraleja en la que se ponen en juego las temáticas del agradecimiento, el amor y la ambición. Y es desde este punto que podemos acercarnos a este film a partir de una estructura que pone en juego y compara dos historias paralelas que intentan recuperar un espacio de los "cuentos de hadas" y aspectos de las problemáticas de pareja y de convivencia en el mundo de hoy.
Tal como lo expresa en Las flores del cerezo y en Sabiduría garantizada, del año 2000, la realizadora ha escenificado aspectos de la cultura japonesa en relación con la visión de Occidente; a partir, en este caso, del vínculo que se establece entre una diseñadora de telas y un veterinario ictícola, en Oriente. Desde un espacio rural y de una ceremonia tradicional nipona, los recientes cónyuges, desde perspectivas diferentes, nos ofrecen un ligero retrato, en tono de comedia, sobre la fragilidad de los sentimientos y del choque de intereses.
Narrado en clave de relato fantástico, a partir del diálogo entre peces, el film se sigue con cierta curiosidad. Y despierta un necesario costado polémico. Doris Dörrie ubica sobre el tapete de una mesa de juegos el término "koi" que alude tanto al vocablo Amor como a Pez.
A la salida del cine, en el espacio que brinda un café (tal como entonces), cinco mujeres y un hombre dialogan desde diferentes posiciones y es entonces que decidimos transcribir algunos de sus comentarios críticos:
*Elda B. (odontóloga): Lo que me llama la atención es ver cómo una directora, es decir una mujer en el campo del cine, muestra el comportamiento de las mujeres ya que hace hincapié en la actitud manipuladora de las mismas en las situaciones afectivas. La directora olvida abordar el tema del amor y sí, en cambio, se detiene en cuestiones de orden económico. O en tal caso, si es que se plantea del amor se hace con marcada liviandad, destacando sólo de la mujer su conducta exitista.
María Lidia F. (directiva): Del film destaco, más que nada en la primera parte, la presencia de lo rural y ese modo, tan característico de la directora, de describir la naturaleza. Algo que me llevó a recordar algunos momentos de Las flores del cerezo. Me parece que fue muy acertado ese modo de ir marcando el paralelismo entre el diálogo entre los peces y lo que vamos viendo en relación con los personajes centrales. Pero claro está, me parece que no logra ampliar aspectos de la vida personal, de la historia, de cada uno de los integrantes de la pareja. A las mujeres sólo les adjudica un rol especulador y ambicioso.
Marta G. (directora de recursos humanos): Al poco tiempo de comenzar el film, todo me pareció previsible. Sí me parece muy lograda esa manera de relacionar el comportamiento de los peces con las conductas humanas. No me gratificó la manera en que se plantea el vínculo, ya que lo considero demasiado esquemático y extremo desde los contrastes. Y lo que no entra en consideración es el proceder de la mujer en la actitud de poder escuchar, en sus deseos, a su pareja. Pero pensándolo de otra manera, estimo que algunas cuestiones que se plantean en la relación entre los dos, entre Otto e Ida, creo que hoy se pueden comprobar: cómo a veces uno maneja al otro. Si puedo hablar de un cierto mensaje es que no sólo hay que tener presente los intereses de la pareja sino respetar el mundo interior, los intereses propios, del otro.
Graciela R. (docente e investigadora): En lo que hace al planteo de la historia estimo que la misma se presenta de manera trivial, en algunos casos con reiteraciones. Sí, me parece un procedimiento a remarcar la presencia de la pareja de los peces. En lo que compete al tratamiento de la pareja el film no alcanza, desde mi punto de vista, a dar cuenta de la complejidad que esos vínculos despiertan. Y de la misma manera creo que el planteo del film es decididamente machista en lo que respecta a esa permanente insatisfacción de las mujeres. Hay sí algunos hallazgos, la ubicación de ciertos elementos como la figura del gato que va adquiriendo otras dimensiones a lo largo del film.
Ana María R. (analista química): Me pareció un film elemental. Ni siquiera me despertó inquietudes la pareja de los peces. Sí, en cambio me llevó a recordar algunas escenas de ese film notable de Alain Resnais, Mi tío de América, en lo que se refiera a ir siguiendo las reacciones de las conductas animales respecto de los seres humanos.
De profesión similar Mauricio S. comenta: "Sí me pareció lograda en varios aspectos, si bien acuerdo en que es lineal y previsible. Encuentro cierto aire almodovariano en la puesta en escena y sí me agradó el simbolismo puesto en el obrar de los peces. Me hubiese gustado que hubiera elegido otro tono, ya que despierta demasiadas expectativas que no llegan a ser alcanzadas.