El amor, primera parte
Cuesta no caer en encasillamientos rígidos de la crítica tradicional a la hora de clasificar a El pescador y su mujer (Der Fischer und seine Frau, 2005). Pero es inevitable no catalogarla como una película menor tanto en el género de drama-romántico que transita, como en la filmografía ulterior de la alemana Doris Dörrie.
La antepenúltima película de la directora de Las flores del cerezo (Cherry Blossoms, 2008) se centra en una pareja de jóvenes alemanes que se vinculan sentimentalmente en un viaje a Japón. Él (Christian Ulmen), pescador de oficio y homeless por elección, pulula por la vida sin demasiada preocupación por el futuro. Ella (Alexandra Maria Lara), en cambio, sueña con diseñar ropa y recorrer el mundo con sus vestidos. Esa relación idílica peligra cuando esa utopía comienza a corporizarse. Será un choque de paradigmas, de ideales y, por qué no, de intereses enfrentados.
Hay una brío de frescura iniciática que se esfuma, cual bruma en el amanecer, a medida que trascurre los minutos. Reversión de un clásico literario de los hermanos Grimm, El pescador y su mujer propone una exploración por las sensaciones y sentimientos que afloran en cada ser humano cuando el amor, siempre invasivo e impredecible, pilotea las decisiones cotidianas. Es interesente cómo el relato fluye en la primera parte del metraje. Cómo el tono de ensueño que envuelve la vida de los protagonistas toma por asalto a la película.
Pero todo empieza a fluctuar al mismo tiempo que el romanticismo de Ida y Otto. Demasiado grave, con la innecesaria presencia de la infidelidad latente (y más tarde concretada), con tufillo rancio a cuentito moralista donde la protagonista aprende que lo esencial es invisible a los ojos y que el dinero poco importa cuando prima la soledad, la película naufraga en un mar de impostación y borra con el codo lo que Dörrie escribió con la mano en los primeros minutos.
Sin ser una mala película (la dupla protagónica tienen un particular magnetismo con la cámara y hacen verosímiles cualquier línea), El pescador y su mujer se desinfla. Es un película inofensiva aunque intrascendente, un entretenimiento apenas menor.