El Peso del Talento, de Tom Gormican
Interminables chistes autorreferenciales que dejan afuera al descuidado.
Cada tanto surge una de esas películas que, por motivos absolutamente desconocidos, tiene éxito, pero un éxito efímero, que prontamente pasa. Lo que antiguamente las condenaba a algún anaquel de VHS, después de Dvd y ahora, seguramente pasará al streaming, en el cual quedará como un archivo que cada tanto alguien refiriéndose a ésta época, quizás algún docente hablando de la decadencia o el manierismo en el cine, rescatará del olvido.
(Cuando el fin del mundo llegue, seguramente quedará alguno de estos objetos vacuos y sin sentido, flotando en el vacío del espacio como única constancia que la humanidad ha existido )
Filmada entre EEUU, Hungría y Croacia, con Pedro Pascal de coequiper, logra una aceptable fotografía al “bajo costo” de usar locaciones históricas que no requieren de plató alguno y da sustento, aún a costa de mezclar impunemente regiones y países. La clásica actitud Hollywood de tratar al espectador de ignorante o de menor de edad, al construir una historia que transcurre entre los Ángeles y algún lugar de Cataluña, en el seno de una família con supuesto abolengo que mantiene su estatus de vida a través del narcotráfico.
El conjunto mayoritario de críticas repite que el film es un metafilm de Cage, (Cage haciendo de un supuesto Cage) pero que finalmente en un juego meta- meta — meta lingüístico, en el que subraya que este Cage no es el pariente de Coppola, nada tiene que ver con el actor real, de la misma manera que Herzog niega la historia de la escopeta en El Incidente Loch Ness (Incident at Loch Ness, Zak Penn, UK, 2004).
Yo agregaría que el film, como bien lo dice el propio film, es un intento de relanzar el Cage que supimos ver en El ladrón de Orquídeas (Adaptation, Spike jonze, EEUU, 2002) un film sobre el archi auto-mitologizado Cage en conflicto consigo mismo y sus personajes, (cosa que no es para nada novedosa, como rarezas está la de Van Damme en Dans la peau de Jean-Claude Van Damme (Fred Fiol, 2003, Francia) que quiso ser un guiño autocomplaciente como también Adam Sandler (Funny Guy, Danielle Winter, UK, 2020), junto a toda una infinidad de actores y directores que en algún momento de su vida hacen un film de carácter autorreferencial donde juegan una suerte de sinceramiento tanto del medio como de sí mismo.
El peso del talento de principio a fin quiere ser una humorada autoconsciente, (post conciencia) haciéndonos reír a costa de repetir todos los clichés de los personajes transitados por Cage. Un Cage que Herzog supo explotar e incluso se podría decir que enquistar.
El film apuesta al extremo a un humor más construido para un “fan” del actor, que para un espectador medio. En ese sentido, es recomendable antes de verla, darse una vuelta por la red y leer de una pasada la biografía del actor, cosa que va a ser provechosa para no sentirse completamente fuera de situaciones con una sala riéndose de no se sabe qué.
Finalmente, el momento más lúcido del film es el final, donde la hija pide ver Paddington dos (Paddington 2, Paul King, UK, 2017) advirtiéndonos a los espectadores de cierta edad, que la película que estamos viendo, finalmente no es la pelicula que están viendo los niños y adolescentes, aún los entrados en edad avanzada.