Nicolas Cage ha logrado hacer de su persona un personaje con entidad propia, casi como si hubiera desaparecido para darle paso a la figura cinematográfica. Al igual que Peter Sellers, Nicolas Cage también ha logrado erradicar cualquier atisbo de privacidad. Es un personaje del cine, una ficción que cobra existencia en la pantalla.
La prueba de que es más un personaje que un actor es El peso del talento, su nueva película, en la que se interpreta a sí mismo. Es decir, en la película dirigida por Tom Gormican, Nicolas Cage hace de Nicolas Cage, y esa es la singularidad de la película, la rara sensación que produce ver al actor haciendo de él mismo.
Sin embargo, si a la película le sacamos esta singularidad actoral, tiene muy poco para ofrecer, ya que en ese juego metaficcional se intenta desarrollar una trama de comedia de secuestros que puede llegar a aburrir al público que no esté familiarizado con el actor/personaje principal.
Las referencias y las citas que se hacen de las películas de Cage son bastante limitadas, sobre todo si se tiene en cuenta la extensa filmografía del actor. También fracasa un poco en su intento de ser una película cinéfila, ya que se queda solamente en la mención de un par de clásicos de la historia del cine (El gabinete del doctor Caligari) y de un capricho más reciente (Paddington 2).
Quien acompaña a Cage es Pedro Pascal, en el papel de un pseudomafioso que se hace amigo íntimo y con quien comparte los momentos de acción más graciosos. Es Javi (Pascal) quien lo acompaña en la aventura de rescatar tanto a la hija del actor como a la hija de un importante político de España, secuestradas por un mafioso cercano (Paco León).
Nick Cage vive el declive de su carrera y quiere su próximo papel, pero las productoras consideran que ya está pasado de moda. En su familia tampoco la está pasando bien, ya que su hija adolescente (Lily Sheen) está cansada de que le hable todo el tiempo de él mismo y la obligue a ver películas de hace 100 años. Y su mujer (Sharon Horgan) trata de decirle que su hija necesita un padre y no un actor obsesionado con el personaje.
Lo inesperado surge cuando su amigo Richard (Neil Patrick Harris) lo obliga a aceptar un millón de dólares para asistir al cumpleaños de Javi, quien dice ser un fan del actor. Pero cuando Nick llega a la casa del admirador, la CIA lo intercepta para que los ayude a atraparlo, ya que Javi no es quien aparenta ser.
La película se guarda algunos cameos y tiene una narración que por momentos se estanca un poco, aunque siempre logra salir con pasos de comedia efectivos. Mitad autoparódica y mitad en serio, El peso del talento es sobre un actor que se homenajea así mismo en el tramo final de su carrera, y al que no le importan los papeles que puedan ofrecerle ni la calidad de las películas en las que pueda actuar.
Si bien El peso del talento no está a la altura del personaje que homenajea, es una película amena y divertida, que se deja ver gracias al carisma y a la voluntad arrolladora de su protagonista.