A esta altura del mundo, Nicolas Cage más que un actor, se podría considerar como un elemento más de la cultura pop a nivel mundial. Por eso cuando anunciaron que, en El precio del talento, iba a hacer de sí mismo, muchos ya nos estábamos relamiendo con la bizarreada que podría salir de acá. Veamos el resultado final.
Seguimos a Nicolas Cage, quien intenta agarrar algún papel que lo vuelva a posicionar como una mega estrella de Hollywood, mientras busca entenderse con su ex esposa, y sobre todo, su hija. A todo esto, le llega la invitación de participar en una fiesta de un millonario en Mallorca. Lo que parecía ser un trabajo rápido para cobrar algo de dinero, terminará siendo una aventura épica para Nicolas Cage.
Van a leer seguido “Nicolas Cage” en esta reseña, porque como dijimos, se interpreta así mismo, y para colmo, todos los personajes de El precio del talento, son mega fans de sus películas más emblemáticas. Aparte de que el propio Nick tiene alucinaciones con un Cage joven que lo vive “aconsejando”.
No es la primera vez que vemos una película con un actor haciendo de sí mismo, y riéndose de su estado actual o de su momento de fama. Y son en esas partes, donde El precio del talento más brilla; con un Cage desatado y haciendo todas sus caras y gestos característicos. Si son fans del actor, esta película es una oda a toda su filmografía; porque, además, las referencias a sus mejores proyectos van a estar a la orden del día.
Otro gran punto a favor es la enorme química que tienen Cage y Pedro Pascal. Todos sabemos que el actor chileno es muy talentoso y que desborda carisma, y esta unión con el bueno de Nick dan los mejores momentos del film. Atentos a una parte donde están hasta las cejas de ácido.
Pero como nada es perfecto en este mundo, vamos a hablar de lo malo. Y es que se nota que no tenían muchas ideas para la película, y que el principal gancho era ver a Nicolas Cage haciendo de sí mismo. Cuando el chiste se agota, El precio del talento tiene poco para ofrecer, sintiéndose un poco estirada la historia pese a durar apenas una hora y cuarenta minutos.
En conclusión, si les gustan las cintas autorreferenciales o son muy fanáticos de Nicolas Cage, este proyecto se merece que le den una oportunidad. Pero si esas cosas les dan igual, El precio del talento tiene poco que ofrecer.