Pese a que tuvo algunos problemas de censura durante el reinado del Shah Reza Pahlevi, Bahman Mohasses fue un artista plástico iraní muy destacado en los años anteriores a la revolución islámica. Luego se supo muy poco de él y la mayoría creía que había muerto hace muchos años atrás.
Mitra Farahami sale en busca de su rastro, lo encuentra en un hotel romano y lo acompaña hasta su muerte. Mohasses era un personaje extraño, un prolífico artista que destruyó la mayoría de su obra, al final solo trabajaba por encargo y no quería dejar legado.
Mohasses se muestra como una especie de doctor Jekyll y mister Hyde. Por un lado dedicó parte de su trabajo a causas y movimientos sociales y políticos. Por otro se ha transformado en un ser amargado y egoísta con ciertos rasgos misantrópicos.
El documental es un trabajo preciso que describe con cierta profundidad al sujeto a observar y aprovecha adecuadamente las indicaciones sobre la puesta en escena que da el propio Mohasses. Tal vez Mitra Farahami pudo haber indagado más en el pensamiento y la cosmovisión del artista, pero el resultado final es estimulante.