En una pequeña iglesia aislada en la selva misionera, viven dos monaguillos cuarentones: Eustaquio y Heriberto. Ambos fueron abandonados siendo niños y crecieron como hermanos, bajo la tutela del Padre Roberto, un anciano sacerdote que fue el mentor de ambos y al que ahora, en el final de su vida, deben cuidar y proteger. Eustaquio pretende quedar al mando de la Iglesia y Heriberto piensa sólo en María, una hermosa y enigmática joven, que apenas repara en él. Ambos enfrentan su primer gran crisis existencial que los lleva a poner en marcha un riesgoso plan, un plan divino.