Pasaron diez años entre el último contacto de los monos con los seres humanos. Replegados en el bosque, los simios pudieron construir una comunidad en la que todo vestigio de civilización y humanización fuera desterrado. Así arranca “El planeta de los simios: Confrontación”(USA, 2014), sin diálogos, pero con imágenes de una profunda belleza y que bajo la dirección de Matt Reeves retoma la historia de un clásico de la cultura popular pero desde el punto que se dejó en “(R) evolución” de 2012.
Dirigidos por César (Andy Serkis), líder honesto y con valores, los simios intentarán vivir tranquilamente y en armonía hasta que, la llegada de un grupo de humanos, encabezados por Malcom (Jason Clarke) y Ellie (Keri Russel), quiebre el equilibrio logrado hasta el momento.
Los humanos se adentraron en el bosque con el objetivo de llegar a una represa abandonada para poder hacerla funcionar y obtener así energía eléctrica. Son tan solo una pequeña muestra de una colonia que vive aislada entre muros y que con el aval de Dreyfus (Gary Oldman), una suerte de líder, tratará de recuperar a través de la luz la posibilidad de recuperar cierto clima de civilización en los destruidos hogares y comercios de la zona.
El encuentro entre simios y humanos no resultará favorable y más allá de un intento denodado de Malcom (Clarke) por explicarle a Cesar (Serkis) de la necesidad de encontrar la represa, serán expulsados del bosque.
Luego la relación cambiará, una serie de hechos desencadenarán la imperiosa necesidad de César de volver a confiar en los humanos (ayudan a su hembra, principalmente) por lo que el sueño de los hombres de volver a tener luz estará más cerca. Pero dentro de la comunidad de simios un líder negativo como lo es Koba (Toby Kebell), intentará recuperar lo más irracional de su especie arengando para que los hombres sean vistos una vez más como una amenaza y enfrentándose sangrientamente con ellos.
“El planeta de los simios: Confrontación”, tal su título Argentino, denota la idea principal del filme en la que dos grupos intentarán superar sus diferencias para llegar a un acuerdo, o no. La vieja idea de civilización o barbarie aplicada a la inversa, en la que los humanos deberán sortear determinados obstáculos para poder así volver a civilizarse, a encontrar su esencia, contiene la propia premisa de la historia.
La discusión sobre el orden natural y la cadena de mando deja lugar a un análisis exhaustivo sobre la enajenación del ser y la caída de los valores morales y éticos de la sociedad humana. Reeves no deja lugar para la empatía, y a través de una sólida estructura argumental y narrativa construirá una potente película que a fuerza de conflicto e impactantes imágenes, logra convertir al filme en una de las mejores adaptaciones de la vieja serie televisiva.
Los valores que poseen los simios son confrontados a lo largo de toda la duración de la película con los que poseen los seres humanos, y hasta cierto punto, en la comparación, los hombres salen perdiendo, razón por la cual la película cala hondo en los espectadores..
La crueldad y virulencia de algunas escenas además, dotan de un verosímil a la animación generada a partir de Weta Digital, que se plasma en la minuciosidad de los detalles de los personajes animales. Además, el nivel actoral (Clarke, Oldman, Russel, entre otros) de primera línea sirve para revisitar una vez más un clásico que sigue tan vigente como siempre. Tensa y reflexiva.