¿Quién da más?
No hay duda de que la última saga de El Planeta de los Simios es ambiciosa. Se focaliza en cuestiones diferentes a sus antecesoras y, cronológicamente hablando, siguió con esa corriente (que se hizo famosa con La Guerra de las Galaxias) de relatar los hechos de adelante para atrás. Con todo esto, parece fácil sostener que la segunda película de esta trilogía no se trata de un simple refrito sino que continúa con un fenómeno que se va poniendo cada vez mejor con el paso del tiempo.
La segunda entrega llamada Confrontación es exactamente eso: luego de conocer sus orígenes tres años atrás, aquí se arma una verdadera guerra entre la raza humana y los primates por ver qué bando será el más capaz de sobrevivir y conquistar el mundo (o, mejor dicho, la ciudad). Este hecho se imparte en escenas gloriosas, secuencias certeras, efectos visuales poderosos y un César ya líder y maduro. Todo esto en 130 minutos que no queremos que lleguen a su fin.
Entrando aun más en la historia, la colonia de simios vive en armonía hasta que (como hemos visto centenares de veces) el hombre irrumpe con sus armas imponiendo el desorden. La originalidad de la puesta yace sobre los personajes principales: ambos quieren la paz. Las dos caras opuestas de esta guerra buscan lo mismo; mientras que toda la fuerza antagónica está puesta en Koba, el mono con cara de malo y el más violento de su especie.
Es cierto que algunos elementos resultan muy familiares con respecto a otros tantos films: la pandemia provocada por un virus, los humanos metiendo sus narices donde no los llaman, el maltrato y los experimentos en animales como idea base, una trama apocalíptica con atmósferas de ruinas, maquinarias oxidadas y más desolación; pero al ver la película por lo menos tenemos en claro que no desea encarar el mismo enfoque.
En esta oportunidad nos sentimos en el medio de algo grande. La sensación es que algo realmente trascendente está por suceder. La conquista del mundo por parte de simios evolucionados a grados impensados… o la raza humana como dominante de un mundo que no sabe cuidar. Para esto hacen falta conexiones con las películas anteriores y cerrar el círculo a la perfección. Esta película lo consigue y la que viene lo hará aun mejor.
Dirigida por Matt Reeves, El Planeta de los Simios: Confrontación no sufre la falta de James Franco, de quien no se sabe más nada, sino que apuesta a una nueva cara, Jason Clarke, y se anima a dejar de lado el rostro de Gary Oldman, que aquí se ve poco. Efectiva por donde se la mire.