Tercera y última parte de la trilogía de los simios. Una película que busca darle un buen cierre a esta historia, pero resulta un tanto rebuscado. Los simios están guerra con los humanos, los humanos que cuentan con algunos simios de su lado. Sed de venganza es lo que realmente mueve a César. Lo busca al coronel, el coronel lo busca a él.
Una argumento que se pierde mucho en esta historia de venganza. Un guion repleto de clichés y demasiado predecible por momentos. Destacable son las (pocas) escenas de pelea que hay en este film de 142 minutos. Por momentos densa y lenta, le sobran muchos minutos, con escenas que, si no estaban, no restaba. Vuelvo a insistir en lo predecible que es el guion, momentos que uno como espectador se da cuenta que hacen “A” y luego va a pasar “B”, como un ABC del cine. Los momentos cómicos a cargos de “Simio malo” ayudan a cambiar un poco el ritmo y a hacer un poco más llevadero el film.
Los efectos visuales de los simios están hechos de una manera sublime, y no sólo es esto lo que los hace parecerse a los humanos, sino su forma de actuar “humanamente”. También es destacable la fotografía en general de la película. Lo que no me parece para nada destacable es la banda sonora. No desentona pero hace algo peor: subraya. En los momentos “tiernos” ponen un sonido de una película de Disney, en los momentos oscuros subrayan la oscuridad. Una vez está bien. Dos pasa. ¿Tres? No.
Mi recomendación: Si viste las otras dos, mirala en el cine que los efectos valen la pena, si andas corto espera a que salga para alquilar o algo de eso.