Cuando se anunció que hace unos años el universo de “El planeta de los simios” iba a ser revisitado una vez más, las expectativas eran bajas acerca de qué giro podría dársele.
Los espectadores, aún golpeados por la cuasi parodia que Tim Burton realizó por encargo, no podían salir aún de la sorpresa con la que el kitch terminó abrazando a una de las sagas más longevas del cine y la televisión.
Tal vez por esta razón la taquilla, crítica y fanáticos terminaron por apoyar la nueva saga iniciada con “(R) evolución” , una épica que tomó como punto de partida el espíritu de la franquicia pero intentó potenciar las bases para generar una clara reconfiguración del universo.
De esa “revolución” nos quedó en “La Guerra”, dirigida por Matt Reeves (encargado de “Confrontación”, la segunda entrega) uno de los personajes más emblemáticos del cine, César, en él confluyen características humanas que Andy Serkis potencia gracias a la tecnología aplicada en la producción.
Apelando a la memoria del espectador, y al interés que éstos poseen en ésta figura, en esta oportunidad el guion nos llevará hacia una batalla por el dominio de los simios por parte del siniestro Coronel (Woody Harrelson) en el apocalíptico planeta dominado otrora por simios, pero en el que ahora los humanos desean terminar de obtener el control.
Relegados a un estado animal, en el que la alienación, la falta de alimentos y víveres harán su parte para desanimarlos a que continúen luchando por su libertad, en la figura de una niña, que terminará por ayudar a César y los suyos, una luz de esperanza se vislumbra como posibilidad para avanzar en la fuga de la decadente situación en la que se encuentran.
qY así, a paso lento, pero con la convicción de seguir profundizando en la esencia del hombre, sus peores características y miserias, “La Guerra” comienza a establecer los cimientos de aquello que se convertirá en el cierre de una atrapante historia por la libertad y emancipación.
El hombre intenta, una vez más, ser el centro del universo, y aún sabiendo que frente a él tiene la posibilidad de poder convivir en paz y armonía, prefiere confrontar, vejar, matar, asesinar, antes que dialogar.
Allí es donde “La Guerra” reflexiona y hace reflexionar, en la imposibilidad de creer en otro horizonte posible ante la inevitable exposición al conflicto.
La lograda tensión entre los personajes principales, como así también las interpretaciones de Harrelson y Serkis, hacen que la espera por la lucha por el poder sea bienvenida, aún sabiendo las consecuencias.
Si el guion decide presentar conflictos personales de los contrincantes, también para humanizar, aún más esta guerra y aquello que se pone en juego, no por casualidad es que tanto César como el Coronel poseen severos conflictos relacionados a su rol como padres.
“El planeta de los simios: La Guerra” es el cierre ideal para una trilogía que logró revitalizar una franquicia desgastada y ridiculizada, pensando en un producto diferente, y produciendo uno de los filmes apocalípticos y de ciencia ficción más atrapantes de los últimos tiempos.