SALVE, CESAR
La sala está llena. En pantalla vemos a Tom “Ex Draco Malfoy” Felton intentando darle una lección a un simio que lo esquiva una y otra vez. Trata de pegarle pero el primate le sujeta el brazo. Enfurecido, Felton parafrasea una de las citas más memorables del clásico EL PLANETA DE LOS SIMIOS (1968). Al igual que Charlton Heston, Felton grita: “Take your stinking paws off me you damn dirty ape!”. “¡Quítame tus apestosas patas de encima, maldito simio inmundo!”, o algo así. Cesar, el chimpancé genéticamente modificado que lidera una rebelión de primates, se para erguido y, con una expresión de odio, suelta su primera palabra: “¡NO!”. Esta retumba en toda la sala. Silencio puro. Nadie dice nada, ni siquiera Tom Felton o los otros personajes en escena. Todos están igual de sorprendidos, pero ninguno rechaza la escena. De hecho, les fascina. Tal vez hayan sido solo los espectadores que vieron la película conmigo, pero ¿cómo es posible que a nadie le haya parecido ridículo ese momento? Después de todo, es un chimpancé que habla. Seguramente, en alguna que otra sala, algún boludo debe haber dicho algo. Un “¡Malísimo!” o un “¡Andaaaa!”, posiblemente. Pero durante la función a la que yo asistí de EL PLANETA DE LOS SIMIOS: (R)EVOLUCIÓN (2011), no se escucharon ni los pochoclos. Solo un silencio total y el “¡NO!” de Cesar retumbando en toda la sala. A continuación intentaré explicar el porqué de ese silencio.
Una parte (pequeña) del público sabe muy bien lo que es El Planeta de los Simios. Por lo tanto, ver a uno hablar no es algo que le sorprenda. Pero ¿y el resto? Para dejarlos callados, el director Rupert Wyatt, los guionistas Rick Jaffa y Amanda Silver, y la compañía de efectos Weta Digital (la misma de AVATAR, KING KONG y EL SEÑOR DE LOS ANILLOS) tuvieron que ponerse de acuerdo y filmar la película con una sola idea en mente: Había que tomársela en serio. Sí, EL PLANETA DE LOS SIMIOS: (R)EVOLUCIÓN es una más de la franquicia, está llena de referencias a algunos de los films previos y guiños para los entendidos, primates montando caballos y armados con lanzas, pero es muy distinta. Esto es porque todos esos detalles encajan a la perfección en el relato que se va estructurando sólida, lógica e inteligentemente desde el comienzo. Su guión se las arregla para nunca encajar completamente en la aventura o la ciencia ficción - antes géneros predominantes de la saga -, e ir más hacia el lado del drama realista, el suspenso o la acción. Y si a esto le sumamos los increíbles efectos digitales (Dato nerd para levantarse minitas: No se usaron simios reales ¡Están todos hechos por animación computarizada!), tenemos una película que impacta, emociona y asusta porque nos hace creer que todo lo que pasa en ella podría hacerse realidad. Los simios se ven reales, la historia se siente real.
Además de su seriedad y su libreto bien pensado, otra cosa que ayudó a los realizadores de EL PLANETA DE LOS SIMIOS: (R)EVOLUCIÓN fue el cambio radical del protagonista. Si bien ya se probó en ESCAPE DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (1971), LA CONQUISTA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (1972) y BATALLA POR EL PLANETA DE LOS SIMIOS (1973), es en esta cinta en que estamos del lado de primates más que nunca ¡Lloramos cuando muere un gorila y celebramos cuando matan a un humano! La escena inicial en que algunos chimpancés son atrapados por cazadores humanos es muy similar al primer momento en que George Taylor (Heston) y sus compañeros astronautas son cazados por los simios. Como verán, algo ha cambiado y es esta transposición la que hace que estemos del lado Cesar. Mientras mejor le vaya a él, mejor nos va a nosotros. Así que no importa si habla o monta a caballo, la simpatía que sentimos por el personaje y la brillante y sobresaliente interpretación de Andy Serkins por medio de la técnica de captura de movimiento, borran todo rastro de rechazo.
Pero hay un problema. Al llevarse los simios toda la atención, los personajes humanos son dejados de lado la mayor parte del metraje al punto de no terminar de construirlos. Como resultado tenemos papeles secundarios sin matices y buenos actores desperdiciados y opacados por animales. Esto se siente raro, pero logra sostenerse con ayuda de la relación de Cesar y su familia, interpretados por James Franco y John Lithgow - ambos muy bien actoralmente -, que terminan de aportar esa cuota importante de humanidad y buen corazón que muestra muchas veces el film.
Con un buen ritmo y una narración interesante que te mantiene sin parpadear o decir una palabra, Rupert Wyatt logró revivir satisfactoriamente la franquicia que se creía perdida y, aunque su final no es un “The End” sino un “To Be Continued…”, nos deja con muchas ganas de ver (saber no, porque ya sabemos que viene ahora) cómo continuará esta historia. La película termina y la sala empieza a vaciarse. Ya no hacemos silencio. Todos disfrutamos ver al ejército de simios tomar el control del puente y las calles de San Francisco en una secuencia perturbadoramente asombrosa. Todos estamos contentos después de ver a Cesar trepar los arboles libre y triunfante, y de saber que les depara a esos malditos humanos. Y a diferencia de la pretenciosa remake de Tim Burton, EL PLANETA DE LOS SIMIOS: (R)EVOLUCIÓN no teme alejarse de sus raíces y, cuando lo hace, no le falta el respeto a sus predecesoras. Es un nuevo comienzo que supo encontrar el factor que le permitió dejar de ser un film sobre monos que hablan para convertirse en algo más. No es una obra revolucionaria, pero sí una muy buena película y la mejor entrega desde la primera. Atrapante, espectacular, disfrutable, épica, emotiva, siempre entretenida y original, EL PLANETA DE LOS SIMIOS: (R)EVOLUCIÓN no es solo efectos especiales, sino una gran historia. Es la sorpresa del año en la que los simios hablan y nosotros los escuchamos en silencio.