"Marcha firme"
Hollywood sigue sufriendo la falta de ideas, eso ya todos lo tenemos bien claro, sobre todo debido a la infinita ola de remakes y adaptaciones literarias y de cómics que tenemos en la actualidad.
Pero también hay que admitirlo: hay historias que son muy interesantes y que en su momento no fueron aprovechadas al máximo.
En 1968 se estrenaba en casi todo el mundo “El planeta de los simios” protagonizada por el actor del momento, Charles Heston, en el rol del líder de la expedición que termina varada en el peculiar planeta que le da título al film.
Baldazo de agua fría, que básicamente colocaba en la categoría de clásico a esta peli; al final el planeta habitado por unos simios muy superiores al hombre, era ni más ni menos, que el planeta tierra.
¿Cómo se llego a esa situación? ¿Cómo el hombre fue desplazado por los simios en el dominio de la tierra? Esas eran las preguntas que todos los espectadores se hacían una y otra vez al ver el film, llegando al punto de exigir respuestas a los responsables y a los productores.
Esto llevó, claro, al éxito rotundo de la saga: Posteriormente vinieron 4 películas más y serie de televisión incluida, además del merchandising y las parodias y homenajes en distintos ámbitos.
James Franco el planeta de los simios revolucionEn el año 2001, Twenty Century Fox decidió que de la mano de Tim Burton saliera el relanzamiento de la historia a la pantalla grande, pero el resultado no fue el esperado.
Aquella peli no termino de convencer al público, debido a su superadora puesta en escena (con relación a la original) como así también por el exceso de madurez y diálogos en la historia.
Lejos de ser un pésimo film, el trabajo de Burton sigue siendo considerado impecable. Pero el público demanda otra cosa. Básicamente un punto de origen, un comienzo. Una base de donde parte esta historia. Una justificación.
Una causa y no un efecto.
Y finalmente llegó. Tarde pero llegó. De la mano de Rupert Wyatt, de la empresa de efectos especiales Weta Digital (responsable de films como “El Señor de los Anillos”, “King Kong” y “Avatar”) y del poco valorado actor Andy Serkis, podemos decir que tenemos una solida base para contar esta historia de la mejor manera y por un largo tiempo.
La historia gira en torno al científico Will Rodman (interpretado por James Franco, nominado al Oscar por su labor en “127 Horas”) y su búsqueda de una cura para el mal de Alzheimer que padece, entre tantos otros, su padre.
Su investigación lo lleva a experimentar con una nueva droga, capaz de reparar las células madre de un cerebro dañado en primates para luego poder dar el paso a la experimentación en humanos. Un accidente impensado termina con la postergación del proyecto y con una impensada responsabilidad para Will; deberá cuidar a Cesar (Andy Serkis), un simio huérfano, que adquirió genéticamente increíbles habilidades.
Con el paso del tiempo, el simio se convierte en mucho más que una simple mascota en su nuevo hogar, llegando al punto tal de ser considerado como un hijo menor para Will y su padre Charles (John Lithgow).
Durante esta primera parte del film sin dudas todos los aplausos se lo lleva el pequeño Cesar, que emociona, divierte y sorprende a través de sus distintas habilidades y pequeñas travesuras dignas de un niño en etapa de crecimiento.
Lo que se logró en el apartado técnico es sin dudas impecable; lejos de caer en el error de humanizar a Cesar, estamos siempre frente a un simio que de a poco muestra condiciones idénticas e incluso superiores a la de los seres humanos, pero no deja de ser un animal.
La segunda parte está claramente marcada a partir del momento en el que nuestro “no tan pequeño” primate es encerrado junto a otros de su especie debido a un accidente. Una vez allí, no tardara mucho tiempo en sobresalir del resto para convertirse en un líder defensor del grupo, frente a los ataques del “cuidador” Dodge (Tom Felton, más conocido como Draco Malfoy de Harry Potter) y su padre Landon (Brian Cox).
Y aquí es donde la peli sorprende y se lleva a todos por delante, incluido aquellos que no apostaban mucho por este remake.
La base de la historia que abarca la saga de “El planeta de los simios” se establece aquí; Por un lado tenemos a Cesar relacionándose con el orangután Maurice, que no tiene un pelo de tonto, y con su violento “vicepresidente” de la revolución, el simio “scarface” Rockett.
Pero por otro lado, y es aquí donde también radica un gran acierto de esta película, tenemos la historia de Will que decide seguir adelante con sus experimentos, duplicando la apuesta (¿accidentalmente?) y probando el virus en seres humanos. Los resultados no serán los previstos y el incipiente panorama desolador será el terreno perfecto para que la otra especie decida tomar el poder.
Eso sí, no esperen una resolución definitiva en los 100 minutos que dura la peli, porque no la hay. Las cartas quedan desparramadas para la próxima jugada, que seguramente con el éxito que está teniendo el trabajo de Wyatt no se hará esperar.
Estamos sin dudas frente a una de las sorpresas pochocleras del año. Muy pocos esperaban que una película de simios con ansias de revolución pudiera llegar a hacer tanto ruido, levantando billetitos por todo el mundo y obteniendo muy buenas críticas.
“El planeta de los simios: Revolución” tiene un guión muy bien orquestado, capaz de combinar drama, dosis de humor y algo de acción, sin dejar de ser una muy buena historia de ciencia ficción.
La actuación de Andy Serkis como Cesar (maquillado “digitalmente” a través de la técnica de captura de movimientos) es soberbia y se roba todos los aplausos. La música de Patrick Doyle (un maestro todo terreno) acompaña de principio a fin y sobretodo la muy buena dirección del casi desconocido Rupert Wyatt que no cae en terrenos comunes, golpes bajos ni abusa de los efectos especiales. Cuenta la historia de manera perfecta y se hace acreedor, no quedan dudas, de la responsabilidad de seguir dándole vida a esta historia que recién, recién, acaba de comenzar.