Película inspiracional, el escándalo del oro detrás de Kenny Wells, esconde una moraleja sobre la búsqueda de objetivos y el sueño americano. Por momentos logra entusiasmar al espectador con su estilizada propuesta musical y visual, y por otros se hunde en su propio laberinto de ambición.
Matthew McConaughey es un intérprete que sigue pensando que en el cambio físico está la clave para lograr la empatía con su personaje, pero no, acá repite fórmulas y se excede en la composición de Wells. Así y todo, superado este principal obstáculo, la película se lleva narrativamente bien, con una línea argumental simple y clásica, correcta y sin vuelo, que apunta, principalmente a la memoria de otras propuestas similares.