Nuestro comentario de la película protagonizada por Matthew McConaughey y basada en hechos reales.
“Inspirada en hechos reales”, se puede leer al comienzo de El poder de la ambición. La historia está basada en la intensa y vertiginosa vida de Kenny Wells, un explorador y hombre de negocios que realizó uno de los hallazgos de oro más importantes de los últimos años. Pero no lo logró solo, sino que contó con la ayuda de un geólogo con quien además forjó una profunda amistad.
Matthew McConaughey interpreta a Wells. Alejado por completo de su rol de cara bonita y cuerpo escultural que supimos ver en comedias románticas, en el filme el actor ostenta panza, pelada y dientes desparejos. El precio del poder está puesta toda a servicio de Matthew y su trabajo es puro virtuosismo. Su par Édgar Ramírez, en el rol de geólogo y socio de Wells, acompaña bien.
La película hace una fotografía del típico sueño americano, en este caso con una historia de ascenso y descenso con varios matices en el medio. El hecho de que sea una historia real hace que el interés aumente, aunque la película aburre por momentos, pese incluso al esfuerzo actoral de su protagonista.
Luego de ver la primera media hora del filme resulta inevitable su comparación con El lobo de Wall Street, por más odioso que resulte. Pero a diferencia de la película de Martin Scorsese, en El poder de la ambición no hay ese frenesí y ritmo que tan bien le sienta a la cinta protagonizada por Leonardo DiCaprio.
El director Stephen Gaghan (Syriana) pone demasiada atención en el personaje principal y pierde de vista la historia, que sin embargo se las arregla para mantener las expectativas hasta el final, con un desenlace inesperado. Al menos para quienes no conocen la historia real.
Además de la búsqueda del sueño americano y el ascenso social, la película sobrevuela el tema de la amistad a través de la relación entre el protagonista y el geólogo. También, y quizá en detrimento del título con el que llegó a la Argentina, el filme habla de la pasión por un trabajo más allá del dinero, en este caso la pasión por explorar en busca del metal dorado.