Tiempo de revancha
El esperado regreso de la directora de La prueba tras una larga ausencia no cumple del todo con las expectativas.
En la primera escena Myrtle 'Tilly' Dunnage (Kate Winslet) regresa al patético pueblo australiano de Dungatar del que había sido expulsada cuando tenía apenas diez años por supuestamente haber asesinado a un compañero de escuela. “I’m back, you bastards”, grita esta ahora mujer devenida una gurú de la alta costura en París.
Es tiempo de revancha (y venganza) para ella en esta tragicomedia (al principio con más comedia que tragedia) que coquetea también con el drama romántico, el western, el thriller y varios otros géneros, que transcurre en un presente ubicado en 1951 y con unos flashbacks que reconstruyen aquellos conflictos infantiles ambientados en la década de 1930.
Esa vuelta al hogar permite el reencuentro de nuestra heroína con su madre (la siempre notable Judy Davis), que parece haber perdido la cordura, con el policía del lugar que no se anima del todo a salir del armario (Hugo Weaving) y con un astro de fútbol australiano (el galán Liam Hemsworth). El resto del pueblo, en cambio, le hará sentir a ella el rigor de la discriminación, el hostigamiento, el resentimiento o directamente el odio.
Esta película significó también otro regreso después de casi 20 años de ausencia: el de la directora Jocelyn Moorhouse (La prueba, Amores que nunca se olvidan, En lo profundo del corazón) a partir de un guión coescrito con su marido P. J. Hogan basado en la novela de Rosalie Ham.
Se trata de una propuesta muy despareja y desconcertante, con bruscos cambios de tono (del realismo al grotesco), que pasa del concepto de crowd-pleaser a la provocación incómoda. El resultado es una acumulación de momentos eficaces con otros que dan vergüenza ajena por sus lugares comunes y torpezas.
Tipica historia de pueblo pequeño-infierno grande, El poder de la moda parece no querer definirse nunca, lo cual no necesariamente es algo malo. Pero es esa misma indecisión la que la torna por momentos bastante forzada. De todas maneras, algunas escenas inspiradas y la simpatía de buena parte del elenco regalan ciertos momentos de disfrute que compensan en parte a los otros.