[REVIEW] El Potro, lo mejor del amor.
Lorena Muñoz vuelve a la biopic musical, esta vez con la historia de El Potro cordobés que tanto hemos bailado.
Rodrigo Bueno es, para la mayoría de los porteños, sinónimo de cuarteto. Abajo, seguramente, de Carlos “La Mona” Jiménez, que es el dios de este género musical en su provincia natal, “El Potro Rodrigo” supo romper las barreras interporvinciales (como lo hizo su enrulado predecesor cordobés allá por los 80/90) a principios del nuevo milenio. A fuerza de un carisma único, una actitud desenfadada, y una vida llena de excesos, el cantante de los pelos de colores logró que el cuarteto llegara a distintas clases sociales y su figura, luego de su trágica y temprana muerte, sea un mito y recordado para siempre.
Lorena Muñoz, luego del éxito de su “Gilda, no me arrepiento de este amor (2016)” vuelve a meterse con una figura popular, y sigue demostrando su habilidad para contar historias de superación y epicidad.
“El Potro, lo mejor del amor”, nos sumerge de lleno en la historia de Rodrigo Bueno desde sus comienzos, en su Córdoba natal, deseoso de vivir del canto, en la escena musical como su padre. Su madre, Betty Olave, la única que en un principio siempre creyó en él y lo animaba a que cantara con su grupo en los barrios, bares y fondas. Finalmente Eduardo, su padre, logra que el joven tenga su primera actuación en un ciclo bailantero y, a partir de ahí, la explosión junto a su manager de toda la vida (“El Oso”, interpretado por Fernán Mirás) y una vida llena de excesos, lujuria y música.
Porque, lejos de lo que hizo con la figura de Gilda, Lorena Muñoz retrata de forma impecable la figrua del “rockstar” en Rodrigo. Porque, mal que le pese a muchos, eso es lo que fue. Un tipo humilde, generoso, buen padre, pero con una vida al límite que lo llevó a la gloria en poco tiempo y lo dejó en el firmamento de los grandes, también como vivió: “a 2000”.
El ignoto Rodrigo Romero interpreta un fantástico Potro, con un tono de voz similar al fenecido cuartetero, y con el físico tan similar que da miedo y nostalgia verlo en pantalla. Tanto Florencia Peña, Jimena Barón, Daniel Araoz y Fernán Mirás completan un elenco protagónico de una perfección actoral maravillosa.
Si bien, con algunos huecos y no con tanta emoción que su predecesora protagonizada por la Oreiro, “El Potro, lo mejor del amor” es una muestra más de que Lorena Muñoz es una de las grandes directoras del país y tenemos que celebrar el talento para narrar una historia, quizás simple, sin caer en el golpe bajo y sin repetirse.