Se encuentra inspirada en hechos reales y dirigida por la talentosa directora Lorena Muñoz (“Gilda, no me arrepiento de este amor”), que sabe bien como atrapar a los espectadores y que les gusta ver, conocer y trabaja con un buen grupo desde lo técnico además de lograr un buen casting.
Retrata parte de la vida de un joven Rodrigo Bueno al que le gustaba la música y cantar, además de ser rebelde como un potro y dejar todo por conquistar corazones. Tenía sueños, su padre buscaba otro futuro pero finalmente lo terminó apoyando, su madre era su cómplice y quien lo apañaba. Conquisto a sus seguidores, miró el Luna Park, donde estuvieron grandes figuras y en ese estadio ofreció trece conciertos consecutivos con las entradas agotadas. Pero lamentablemente no pudo controlar algunas situaciones de la vida (alcohol, drogas, sexo, entre otros entornos).
Quien interpreta al cantante del cuarteto argentino es una verdadera revelación y se llama Rodrigo Romero (un clon de Rodrigo Bueno conocido como Rodrigo y apodado “El Potro”.
Recién se inicia en esta profesión y logra un estilo propio, alejándose de la imitación). El resto del elenco acompaña correctamente, Florencia Peña como Beatriz Olave su madre, es una gran profesional y le pone los tonos y le da matices; el actor Daniel Aráoz retrata muy bien la relación que tenia con su hijo Rodrigo; Fernán Mirás, interpreta a “El Oso” no se parece mucho físicamente pero su personaje esta logrado maravillosamente; correcta interpretación de Jimena Barón que despierta la pasión, una mujer de carácter quien se le planta y quien domina, su nombre es Marixa (muchos la asocian a quien se dice que fue una relación importante como Marixa Balli); otra de sus mujeres es Patricia Pacheco (Malena Sánchez) con la única que tuvo un hijo Ramiro Bueno. Además tuvo varias amantes.
Es un film muy emotivo, te conmueve, tiene mucho corazón, los personajes están humanizados, es disfrutable, se encuentra hecha con respeto y cuidada, ideal para que el público joven lo conozca, no apela al golpe bajo. Uno de los puntos más estremecedores es ver a Ramiro Pacheco Bueno (quien perdió a su padre a los 3 años) en escena bailando y tocando junto a su padre, además de ser uno de los productores del film.