El Precio de la Verdad: La verdad incomoda.
Todd Haynes vuelve a su mejor versión con un thriller corporativo que busca profundizar y concientizar sobre el rol de las empresas en lo que respecta al impacto ambiental y en el derrame de químicos en el medioambiente.
Últimamente están surgiendo algunos filmes de denuncia que buscan abrir los ojos de la sociedad sobre ciertas cuestiones que están sucediendo debajo de nuestras narices. Incluso tenemos ejemplos bastante recientes en los estrenos de las semanas anteriores con Bombshell (2019) que cuenta los casos de abuso sexual que rodearon a la figura de Roger Ailes, fundador de Fox News, y Buscando Justicia (2019), que cuenta la historia real de un abogado encargado de limpiar el nombre de un condenado a muerte falsamente acusado. Ahora le toca el turno a Dark Waters (título original de la película que aquí nos convoca), también inspirada en hechos reales de la historia reciente.
El largometraje sigue a un tenaz abogado corporativo, Robert Bilott (Mark Ruffalo), que es abordado por un vecino de su abuela debido a un problema que está teniendo en su granja. Wilbur Tennant (Bill Camp), afirma que la fábrica de DuPont cercana a su estancia en el condado de Parkersburg, West Virginia, es la responsable de la muerte de su ganado (más precisamente de 190 vacas). El problema radica en el conflicto de intereses que envuelven a Robert que trabaja para una prestigiosa firma de abogados que representa entre varias corporaciones a la misma DuPont.
En el proceso arriesgará su futuro, su trabajo y hasta su propia familia para sacar a la luz la verdad. Un oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes y enfermedades con una de las corporaciones más grandes del mundo. No solo afectando a los animales sino a las vidas de los seres humanos de aquel estado y del mundo en general, al ser esta empresa los más grandes productores/fabricantes de Teflón.
La cinta fue escrita por Matthew Carnahan y Mario Correa a partir de un artículo que se publicó en la revista de The New York Times, y resulta más que interesante el resultado que podemos apreciar en esta versión cinematográfica de los hechos narrados. Un guion más que sólido que no se queda en lo anecdótico o en la simpleza de buscar dar un mensaje ecologista, sino que construye una narrativa interesante, con personajes bien definidos y un conflicto concreto.
Un drama legal que no se mete de lleno en las cuestiones puramente jurídicas del asunto, sino que se apoya más que nada en el lado sensible y humano de la cuestión. Mucha gente se enfermó y tuvo un impacto tanto en sus vidas como en las de sus hijos a partir de la contaminación del agua que se dio en la región. Asimismo, se busca retratar el costado inescrupuloso de la compañía al intentar encubrir y/o despegarse de los hechos por medio de los vericuetos legales que les ofrecen sus asesores.
Además, es interesante el aire de thriller con el que se viste la película al intentar reflejar la paranoia del protagonista y de los afectados al enfrentar a un gigante transnacional como lo es DuPont y su amplio abanico de recursos. Mark Ruffalo hace un excelente trabajo como Robert Bilotti, un individuo atribulado por sus deseos personales en contrapunto con el deber ciudadano que se le plantea al comenzar a descubrir todo el entramado que esconde esta situación de un campesino enojado.
En los roles secundarios cumplen correctamente Bill Camp y Tim Robbins, pero la que más se destaca del conjunto es Anne Hathaway como la esposa de Robert, que no llega a entender el grado de involucramiento de su marido dejando de lado su vida personal y poniendo en riesgo todo por lo que había trabajado desde sus inicios como jurista.
El Precio de la Verdad es un film intenso que busca perturbar tanto al espectador como darle esperanzas sobre el futuro. Un relato que se nutre de la visión de Haynes y por lo cual se distancia del thriller legal convencional y lo lleva a explorar un costado más humano. Algo que muchos agentes corporativos deberían plantearse, ser más compasivos para no terminar destruyendo al medio ambiente y en definitiva a nosotros mismos.