El capitalismo del tiempo
Imaginemos un futuro sin dinero en donde el tiempo se comercialice y uno pueda sumar o restar minutos de vida. Ese es el nudo de El precio del mañana (In Time – Now, 2011), film de acción en donde el capitalismo salvaje no utiliza el dinero sino que especula con el tiempo.
Will Salas (Justin Timberlake) vive en un futuro cercano donde los seres humanos vienen con un reloj incluido en su cuerpo. Ese reloj será como una billetera. En sus trabajos les pagarán con minutos y sus consumos los abonarán con tiempo. Ya no importará el dinero ni ser millonario, la más importante será tener tanto tiempo que le asegure a uno la inmortalidad. Como en toda sociedad capitalista -de tiempo o dinero- habrá un monopolio que lo tendrá todo y será el encargado de decidir por sobre los demás. Will Salas se verá envuelto en una situación casual que lo hará actuar como un Robín Hood postmoderno pudiendo liberar el tiempo para entregárselo aquellos que menos tienen.
El precio del mañana funciona como una metáfora de la sociedad actual. Todo puedo ser traslado al hoy y a las políticas neoliberales que gobiernan el mundo. El dinero no existirá pero si el tiempo que actúa de la misma manera. Hay quienes lo tendrán todo y quienes viven con minutos. Hay robos (de tiempos) para poder sobrevivir, bancos que lo prestan a una tasa de interés ilógica y zonas sociales divididas según el tiempo de cada uno. En síntesis todo igual que hoy.
Resulta imposible, más allá del planteo moralizador y el mensaje un tanto subrayado, tomarse la trama seriamente. Hay acción al mejor estilo hollywoodense, entretenimiento por doquier, la belleza de Amanda Seyfried, como la hija rebelde del villano millonario o tiemponario de turno, que cumplirá el rol de heroína, y el carisma (con pelada de lomo incluida) de Justin Timberlake. Después no mucho más. Entretiene y punto. Si lo que busca es eso ha dado con la película indicada, de lo contrario recuerde que el tiempo vale oro.