Con un estilo (largos y muy cuidados planos fijos en HD, gran trabajo con las capas de sonido, ausencia de diálogos) que remite a Profit Motive and the Whispering Wind, de John Gianvito, este director debutante (nacido en 1976) filmó durante 9 meses en la ESMA, un predio convertido hoy en Espacio de la Memoria, pero con múltiples connotaciones humanas y políticas. Las imágenes de ruinosos edificios, de las instalaciones artísticas, de los actos culturales y de los vestigios -y fantasmas- de un pasado trágico conviven con bastante armonía en esta interesante apuesta estética y narrativa.