Luego de “La La Land”, el director Damien Chazelle reaparece con esta biografía del astronauta más famoso de la historia, Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna en 1969. La historia de Armstrong abarca mucho más que la ya de por sí fascinante carrera espacial que, en la década del 60, hizo competir a los rusos con los estadounidenses, que terminaron con la famosa misión Apolo 11. Sin embargo, la película se centra sólo en esos años claves, comenzando en 1961 cuando Armstrong era un riesgoso piloto de pruebas de extraños aviones ultraveloces.
Ryan Gosling es Armstrong y Claire Foy, en una sólida actuación, su sufrida esposa, quien no sabe si su marido sobrevivirá a cada una de sus peligrosas misiones. Chazelle intenta un estilo nuevo, un poco audaz, pero sólo relativamente eficaz, que es filmar a los personajes desde atrás, o a los costados, cambiando el grano de la fotografía como si se tratara de “home movies”, desde luego en un intento por aportar verosimilitud a la narración, algo que no siempre consigue. Pero el fuerte de “El primer hombre en la Luna” son las misiones al espacio, especialmente la primera, que fue a la Luna, y ahí la idea del hombre solo frente al cosmos logra imágenes que hay que ver para creer. Sin la contundencia del film de culto de Philip Kaufman “The Right stuff” (“Elegidos para la gloria”, nunca estrenada en cines en nuestro país) sobre la carrera astronáutica, esta nueva producción es más que interesante y recomendable.