El director ganador del Oscar, Damien Chazelle, vuelve a elegir a Ryan Gosling como el protagonista de su nueva película.
Estados Unidos, 1961-1969. La NASA planea una intrigante y peligrosa misión: el primer aterrizaje de un hombre en la Luna. Neil Armstrong (Ryan Gosling) comanda esta travesía que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad.
El film de Chazelle tiene la acertada particularidad de mostrar la vida de Armstrong en primera persona. Y se centra en un hecho, quizás desconocido para gran parte del público, que incentivó al protagonista a formar parte de la NASA. Escenas sensibles así como otras más duras y complejas, conforman una historia bien contada que dura más de dos horas.
El primer hombre en la Luna (First Man, 2018) tiene un despliegue técnico que recrea momentos claves del programa Apolo, como el despegue de los cohetes y las pruebas previas que hicieron posible que la misión principal se llevara a cabo.
La calidez de las actuaciones de Gosling y Claire Foy le aporta verosimilitud a una película que se anima a mostrar otro aspecto de un personaje mundialmente conocido. Las escenas entre ellos son extraordinarias porque transmiten con la mirada mucho más de lo que dicen los diálogos.
Chazelle demuestra su versatilidad a la hora de dirigir. Y aunque es un poco extenso, el film atrapa y genera la necesidad de ver cómo termina.