Cuenta la legendaria historia de la misión de la NASA que tuvo como objetivo que la humanidad pusiera un pie en la luna. La historia, se enfoca en Neil Armstrong, el primer hombre en tocar suelo lunar, los sacrificios y el costo de una de las misiones más peligrosas de la historia.
El primer hombre en la luna (First Man, 2018) es una película dramática dirigida por Damien Chazelle (Whiplash, La La Land), con guión a cargo de Nicole Perlman y Josh Singer, basada en el libro First Man: The Life of Neil A. Armstrong de James R. Hansen. Protagonizada por Ryan Gosling, Claire Foy ,Corey Stoll y Kyle Chandler, entre otros.
Durante el año 1961 el ingeniero y piloto Neil Armstrong (Ryan Gosling) atraviesa una difícil situación familiar que lo empuja a postularse en el Proyecto Gemini de la NASA. Neil es seleccionado para ser astronauta y debe mudarse junto a su esposa Janet (Claire Foy) y su pequeño hijo a Houston.
Pronto formará amistades dentro del sacrificado entrenamiento, como así sufrirá pérdidas y fracasos. Lo que logra Chazelle en la cinta es mostrar al ser humano detrás del “héroe” americano. Lo que conllevó tal victoria en Julio de 1969 al ser el primer hombre en pisar la luna, lo que tuvo que sacrificar y lo que perdió en el camino. Gosling se luce en un papel que no requiere mucho diálogo pero si expresiones y lo hace de maravilla.
La frase “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad” la tenemos grabada a fuego y gracias a El primer hombre en la luna logramos un enfoque más de cerca a los hombres dentro de los trajes de astronautas, las responsabilidades y decisiones que tuvieron que concretar para lograr ser parte de la historia.
Con unos primeros planos espectaculares, el director se aleja del género musical y no pisa en falso. Aunque el protagonista sea Gosling, tanto Foy como Chandler no se quedan atrás y complementan de una manera ideal al protagonista. Por lo que, desde mi humilde punto de vista, habrá varias nominaciones a los premios de la Academia.
Una experiencia audiovisual completamente distinta que merece la pena experimentarla en pantalla grande para que no pierda la esencia.