En 1987 Jordan Mechner revolucionó la era de los videojuegos con "El Principe de Persia", la gran sorpresa de la década al mostrar en pantalla los más fluidos movimientos humanos vistos hasta el momento. Luego de varias secuelas y mejoras en los aspectos visuales, sonoros y de jugabilidad, poco más de 20 años más tarde, al príncipe le tocó adentrarse en una de sus máximas aventuras: el cine. Esta cinta es, sin duda alguna, una de las mejores adaptaciones creadas, pero es también, floja es su guión, en sus planteos y en algunos aspectos técnicos.