Arenas movedizas cinematográficas.
El príncipe del desierto es un relato épico de la vieja usanza, donde poca participación tienen los efectos especiales ni las animaciones computadas el film fue realizado en Túnez y Qatar. Básicamente el film narra la historias de dos familias enfrentadas por su concepción de las tradiciones y del avance de las tecnologías.
Allí por los años treinta Nesib, Emir de Hobeika (interpretado por Antonio Banderas) es ganador en una batalla entre familias rivales, se impone una tregua, llevada a cabo a través de la adopción por parte del vencedor de dos de los hijos de su oponente Amar, el Sultán de Samaah (en la piel de Mark Strong).
Entre ambas familias acuerdan la paz en la zona límite de ambos reinados la cual no deberá ser explotada por ninguno de ellos. Menudo problema se plantea al llegar los petroleros norteamericanos y anunciarles que esa zona es plausible de explotación petrolífera y traerá con dicha actividad la riqueza y el progreso a sus habitantes devastados por los avances del cólera.
Nesib no duda en comenzar las excavaciones, desatando entonces la lucha con la concepción de las tradiciones y el progreso que sostiene Amar. Las negociaciones deberán iniciarse entonces incluyendo las mismas el matrimonio entre uno de los hijos de Amar el Príncipe Auda (en la piel del interprete de Un profeta Tahar Rahim) y la bella hija de Nessib la Princesa Leyla (encarnada por la bella Freida Pinto).
Más allá de este tibio intento por conciliar posiciones la guerra esta planteada y en las arenas del desierto se enfrentarán no solo hombres contra hombres, sino concepciones sobre la familia, las tradiciones, el progreso y en definitiva sobre la vida misma y los diversos elementos que la componen
El film tiene todos los ingredientes para ser una interesante aventura épica, sin embargo algo se queda a mitad de camino. Tal vez la interpretación realizada por Antonio Banderas que termina siendo más un pícaro Emir, con tonos burlones que un personaje mas enmarcado en su situación roba dramatismo a la situación. La atractiva Freida Pinto demuestra que a veces es necesario algo más que belleza para la composición de un personaje creíble. Estos despropósitos terminan desdibujando un producto que contaba con todos los ingredientes para ser una historia épica de importantes matices.
A su favor el film cuenta con una maravillosa fotografía lograda a través de sus increíbles escenarios naturales como así también las excelentes interpretaciones del creciente Mark Strong y Tahar Rahim. Las escenas de combate en las arenas desoladas nos muestran que en ciertas ocasiones no solo basta la tecnología sino el conocimiento del terreno y la astucia.
Una historia que se quedo a mitad de camino entre sus intenciones y el resultado, muriendo tal vez agobiada por el calor del desierto.