El príncipe encantador es otra película de animación infantil que le da una vuelta de tuerca a los cuentos clásicos para adaptarlos a estos tiempos. Es un intento valioso, pero en el film de Ross Venokur la insistencia en la idea principal, resumida en la repetida frase "el amor es un acto de fe", opaca a la diversión de las aventuras y el humor. Al desarrollo no muy entretenido de la historia de un príncipe que debe encontrar al verdadero amor para romper el hechizo del que es cautivo, se suma la ensalada ideológica de la que termina siendo víctima la película, en la que por cada acierto hacia un cuento de hadas más equitativo hay un retroceso, como que la villana sea una mujer enceguecida por los celos.