El Príncipe: Dulcemente Salvaje.
Co-Producción chilena, ganadora del León Queer en Venecia, que hace foco en un joven acomodando su vida e identidad en la cárcel.
En un mundo dominado por algunas de las culturas más conservadoras de oriente y occidente, la mayor cantidad de producciones audiovisuales suelen reflejar a cuenta gotas la faceta sexual de nuestra especie. El Príncipe, en cambio, ofrece un relato apropiadamente hipersexual al tratarse del pasaje entre la represión y exploración sexual de un joven en el contexto de una cárcel chilena a fines de los 60s.
Todo el elenco realiza una labor excelente, aunque destacan en vitales roles secundarios Gastón Pauls y Alfredo Castro. Dos espejos en los que se ve reflejado nuestro protagonista al mismo tiempo que se enfrentan durante toda la cinta en un violento duelo de formas e ideales. Es este enfrentamiento exterior el que va a provocar los cambios interiores del protagonista, tan conocidos por los relatos de coming-of-age más corrientes.
No es algo casual que la trama está enmarcada en la previa a la elección del presidente Allende en 1970, aunque la situación sociopolítica en Chile se mantiene menos importante para la narrativa que como el protagonista percibe ese cambiante contexto exterior. Cuando «El Príncipe» es encerrado, expresa un profundo desinterés por lo que ocurre «ahí afuera». Es mediante el descubrimiento y construcción de su identidad que comenzará a cuestionar su apatía por lo que el mundo exterior, o su propio futuro, le ofrecen.
El haber sido galardonado con el León Queer en Venecia, y nominado al premio LGBT+ equivalente en el Festival de San Sebastián, por supuesto que refuerzan el proyecto como un todo. Pero principalmente legitiman una visión tan cruda en su caracterización no sólo sexual sino violenta, facetas de la vida de todos que usualmente se encuentran censuradas de una u otra manera en la gran mayoría de las producciones audiovisuales para el consumo de las masas. Gracias a esto, el resultado termina siendo mucho más humano.
Grandes actuaciones y personajes, una excelente labor de dirección que logra resaltar todo lo interesante del guion entregando una historia con mucha personalidad en el proceso. Uno de esos ejemplos de cine sudamericano que son un placer de recomendar por lo refrescantemente valiente de su propuesta.