Una conmovedora parábola de la vida moderna
El film de animación recupera el espíritu del libro de Antoine de Saint-Exúpery y conmueve por su visión despiadada de la vida moderna. El mundo de los adultos es espiado por una niña y alcanza en la película momentos sublimes.
La adaptación de la obra maestra de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, en su paso a la pantalla grande era un riesgo por las metáforas y parábolas que acumula la historia y, tiene como antecedente, la versión de 1974 filmada por Stanley Donen. El Principìto, versión 2015, es una película de animación que tiene como director a Mark Osborne, conocido por codirigir Kung Fu Panda junto a John Stevenson en 2008.
El realizador redescubre uno de los relatos más queridos de todos los tiempos a partir de la historia de La Niña, que es preparada por su madre para enfrentar un mundo adulto exigente y planificado hasta el detalle, cuando es interrumpida por su vecino anciano, El Aviador, cuando una hélice rompe por accidente la casa. El será el responsable de mostrarle a la pequeña un mundo extraordinario en el que todo es posible.
El film tiene dos líneas narrativas trazadas con estética diferenciada. Por un lado aparece el mundo real rodeado de adultos lúgubres y encorvados impulsados por la codicia y, por otro, el viaje mágico y emocionante a partir de la historia de El Principito, un chico enigmático montado en un asteroide, y la posibilidad de ver la vida con el corazón. El "relato dentro del relato" cobra vida gracias a las técnicas de animación y "stop-motion", además de los diseños atractivos que tienen los personajes.
Es difícil saber de antemano si los niños se sentirán identificados con un relato complejo que también tiene un ritmo diferente al de las últimas producciones mainstream, pero los adultos que conocen el libro seguramente se sentirán atrapados por la película. En la versión que se estrena en Argentina no pueden apreciarse las voces originales de Rachel McAdams para el rol de La Niña; Jeff Bridges para El Aviador, secundados por Benicio Del Toro, Marion Cotillard, Paul Giamatti y Albert Brooks.
Las tomas cenitales de una ciudad organizada, la presencia policial, los vecinos curiosos, el avión destartalado que logra cobrar altura y los paralelismos que ofrece el film, sumados a la eficacia de sus sencuencias emotivas hacen que El Principito se vea como un producto artesanal y diferente potenciado por la envolvente banda musical de Hans Zimmer. Un clásico que llega con agregados pero que mantiene el espíritu del libro.